10 mitos del vino que ya mismo tenés que desterrar

Enterate qué falsas creencias existen alrededor del vino y que mucha gente repite todo el tiempo, sin percatarse que se confirmaron como erradas hace rato.

#1. Los buenos vinos cuestan caro. Como decía el crítico Miguel Brascó, “el mejor vino es el que más te gusta”. En general, el precio de un vino está relacionado con sus costos de producción, pero la oferta de bodegas argentinas es tan grande que siempre podés encontrar muy buenos vinos a precios mucho más económicos que lo que te podés imaginar. Una buena forma de conocer más sobre este tema es ir probando vinos de la misma variedad pero de diferente precio, como para identificar los que poseen la mejor relación calidad-precio.

#2. Servir el vino blanco bien frío y el tinto a temperatura ambiente. Muchas veces se sirve el vino blanco demasiado frío y el tinto demasiado caliente (¡sobre todo si estás de vacaciones de verano en Salta!). Para poder apreciar todos los aromas, los blancos tienen que estar a una temperatura entre 8°C y 12°C, y un tinto entre 12°C y 18°C.

#3. El vino rosado es una mezcla de tinto con blanco. Esto es falso, porque el color del vino se lo da el contacto del jugo con la piel oscura de la uva. La maceración del mosto de un vino rosado es más corta que para un tinto.

#4. El espumante da dolor de cabeza. Todo depende de la cantidad que bebas. Pero se sostiene que la resaca siempre es menor si tomás espumante que si optás por vinos tintos.

#5. Todos los vinos mejoran con el paso del tiempo. No todos los vinos merecen ser guardados para ser consumidos dentro de 2 a 5 años. Así como hay vinos jóvenes que deben ser tomados en el primer año de producción, también existen los vinos de guarda que mejoran con el tiempo. Si tenés dudas, fijate en la etiqueta.

#6. Los buenos vinos tienen que llevar corcho. La tapa a rosca ya no es señal de que se trata de un vino barato. De a poco, cada vez más bodegas optan por esta tapa porque es más barata que el corcho (sobre todo para sus vinos más jóvenes). Los pioneros de esta movida en el mundo son las bodegas de Australia y California.

#7. Los vinos que tienen borra no son buenos. La borra está constituida por los sedimentos del vino que se decantan y que podés ver en el fondo de la botella. Los vinos jóvenes son filtrados, por lo que no poseen borra. Mientras que en los vinos de guarda, lo más probable es que te encuentres con una borra, algo totalmente natural.

#8. Una botella abierta no puede ser conservada. Es verdad que el vino abierto empieza a perder rápidamente su calidad. Si es un blanco, tenés que consumirlo en no más de 3 días, y un tinto en 5 días como máximo. Para que se conserve un poco más de tiempo, hay que aislarlo lo más posible del oxígeno presente en el aire. Para ello, guardá los vinos abiertos en la heladera y, si es posible, con una bomba extractora de aire.

#9. Para enfriar un vino hace falta bastante tiempo. Otro mito que es falso. Existe un truco que te permite enfriar cualquier bebida en no más de 3 minutos. Para ello, tenés que sumergir la botella en un balde con agua helada y mucha sal gruesa, porque ésta acelera el proceso de enfriamiento (para que la sal se disuelva, toma el calor de la botella, de modo que el frío del hielo pasará más rápido a la botella). Conviene que mientras hacés esto, vayas girando de a poco la botella, así se enfría de manera pareja.

#10. No conviene tomar distintos tipos de vino en una misma comida. Todo depende del orden en que los bebas. Lo recomendado es empezar con los más ligeros (o de menor cuerpo) para el aperitivo o entrada (como los blancos, rosados o tintos ligeros), para seguir con los de mayor cuerpo (como los tintos tipo Cabernet Sauvignon) en el plato principal, sobre todo si es con carne. Esto se debe a que la acidez del vino blanco te resultaría poco agradable si lo tomaras al final de la comida, mientras que va perfecto con una entrada.

¿Qué otro mito del vino agregarías a esta lista?


Author: Cucinare

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