1802, el año en que nació la crítica gastronómica

Mucho antes de que aparecieran las estrellas Michelin, ya existía gente que escribía sobre los restaurantes y sus cocineros.

Todos recuerdan a Anton Ego, el temido crítico gastronómico de la película Ratatouille, estereotipo de lo que son estos periodistas especializados en Francia, el país donde más se respeta y se les presta atención a sus opiniones sobre la calidad de los chefs y restaurantes del país.

Pero antes de que naciera en 1900 la famosa Guía Michelin (el anuario de crítica gastronómica más seguido en el mundo, que, a partir de 1933, empezó con la calificación de restaurantes a través de su sistema de una a tres estrellas), hubo gente que se dedicaba a probar platos y a escribir reseñas sobre la calidad de los mismos.

En realidad, fue en 1802 cuando un abogado y periodista llamado Alexandre Grimod de la Reynière comenzó a publicar sus comentarios sobre las comidas que probaba. Grimod, que por ese entonces tenía 44 años, invitaba cada semana a su casa a 12 conocidos con “mandíbulas respetables”, como él mismo los describía, para degustar los platos que le mandaban a su domicilio los cocineros más prestigiosos de París.

Los 13 pasaron a formar un verdadero club de gourmets, que contaba con un asistente para anotar los comentarios que cada uno emitía sobre los platos que iban probando. El resultado de sus anotaciones pasó a publicarse como Almanaque de golosos, el cual se convirtió en un éxito editorial. El almanaque era tan famoso que los chefs exhibían los comentarios positivos de esta cofradía en la vidriera de sus restaurantes. La primera guía gastronómica del mundo había nacido.

¿Sos de seguir guías de restaurantes para elegir adónde ir a comer?


Author: Cucinare

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