20 años no es nada: cómo comíamos en el año 2000 y cómo lo hacemos ahora

Cambios en nuestra alimentación a lo largo de dos décadas.

A primera vista, no parece mucho tiempo el transcurrido desde que se desataron las alarmas por el Y2K cuando estaba a punto de comenzar el siglo XXI y ahora, ya empezado el año 2020. En definitiva, el tiempo transcurrido, dos décadas, equivale a la aparición de una nueva generación de seres humanos.

Pero desde el punto de vista gastronómico, los cambios han sido notables. Sobre todo porque, al igual que las transformaciones tecnológicas, estos cambios fueron mucho más acelerados en estos últimos 20 años que en los que transcurrieron entre 1980 y 2000.

¿Qué cambió en la manera de comer? En primer lugar, en el año 2000 todavía se comían una mayoría de productos provenientes de entornos cercanos y de estación. Actualmente, eso se perdió de la mano de la globalización y el proceso de migración a las grandes ciudades, este último iniciado hace ya medio siglo, que desconectó a los consumidores del origen de los alimentos.

Además, siguió creciendo la oferta alimentaria, de la mano de productos ultraprocesados, más baratos, pero de peor calidad nutricional y alto valor calórico, ricos en grasas saturadas, azúcares agregados y harinas blancas. Por eso se dio la paradoja de que, a pesar de disponer de una variedad mucho mayor de productos alimenticios, la dieta se ha empobrecido, con el consecuente problema del crecimiento de las enfermedades ligadas a esta peor alimentación: obesidad, diabetes y problemas cardiovasculares.

Mientras caía el consumo de frutas y vegetales, en estos 20 años aumentaba el de carnes procesadas, derivados cárnicos, panificados, facturas, gaseosas, etc. Pero el cambio es tan vertiginoso que ya se percibe un regreso a una alimentación más saludable y basada en productos cosechados más cerca de donde uno vive y de estación. Sin embargo, es un proceso incipiente, que los especialistas afirman que se debería profundizar en los próximos años.

Por otra parte, otro de los grandes cambios en estas dos décadas fue el hecho de la personalización de las comidas hogareñas. Si antes todos comían lo mismo en una casa, ahora puede haber un miembro de una familia que sea vegano, otro siga la dieta paleo, otro practique el ayuno intermitente y haya alguno con celiaquía u otro tipo de intolerancia alimentaria.

Además, de las religiosas cinco comidas diarias (que incluían primer y segundo plato, postre y pan blanco), muchos pasaron a tener una única comida diaria principal, sin pan. Esto se debe a la mayor carga horaria laboral, las urgencias del día a día y el menor tiempo que se pasa en la casa.

De todas maneras, si hay que elegir un único cambio como emblemático de estos años transcurridos, sería el hecho de que cada vez se cocina menos y se apela al delivery o a las comidas preparadas que se compran en los supermercados.

Por último, pero no más importante, si en el año 2000 era el boom de los alimentos light, hoy ese espacio lo ocupan los “superalimentos”, tales como las semillas (de chía, lino, sésamo, girasol, etc.), la palta, las algas, los productos fermentados, la quinoa, el trigo sarraceno, el tofu. Un camino que también lleva a conocer otras culturas culinarias como la cocina peruana y la coreana, que de a poco se han ido haciendo un espacio en el gusto de los argentinos.

¿Qué otros cambios notás que hubo en tu alimentación en estos últimos 20 años?


Author: Cucinare

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