Si te gusta cocinar carnes, aves o incluso vegetales con mucho sabor, hay un secreto que puede cambiarlo todo: el rub.
Este término en inglés, que literalmente significa “frotar”, hace referencia a una mezcla de especias secas que se masajea directamente sobre los alimentos antes de cocinarlos. Su función es potenciar el sabor, crear una costra sabrosa y concentrar los jugos durante la cocción.
En el mundo del barbecue, el rub es casi una religión. Existen miles de combinaciones posibles, desde las más clásicas -con pimentón, ajo en polvo, azúcar negra y pimienta- hasta versiones con tintes más exóticos, que suman café molido, mostaza o hierbas secas.
Lo importante es el equilibrio entre lo dulce, lo salado y lo picante, que dependerá del tipo de carne o vegetal que se use.
A diferencia de los adobos líquidos o marinadas, el rub no humedece el producto sino que lo recubre, ayudando a sellar la superficie y aportando textura. Al entrar en contacto con el calor, el azúcar se carameliza y las especias se tuestan, generando ese sabor profundo tan característico de las parrillas norteamericanas.
Aunque se asocia con el asado y el smoked barbecue, el rub también puede transformar una simple pechuga de pollo al horno, unas papas a la parrilla o una berenjena a la plancha. La clave está en animarse a experimentar y jugar con las proporciones.
Hacer un rub en casa es una tarea sencilla. Sólo necesitás combinar ingredientes secos en proporciones equilibradas: sal y azúcar como base, especias para dar carácter y hierbas para aportar aroma. Un punto de partida clásico incluye pimentón dulce o ahumado, ajo y cebolla en polvo, pimienta negra, comino y una pizca de azúcar mascabo o rubia.
La idea es que el azúcar ayude a caramelizar y dorar la superficie, mientras que la sal potencia los sabores y las especias imprimen personalidad. Se mezclan bien todos los ingredientes y se conservan en un frasco hermético. A la hora de usarlo, es suficiente con unas cucharadas para frotar directamente sobre la carne o las verduras antes de cocinar.
Podés ajustar la mezcla según tu gusto: sumar ají molido para un toque más picante, mostaza en polvo para hacerlo más ácido o tomillo y romero si querés un perfil más mediterráneo.
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