5 bodegas mendocinas para una ruta del vino variada en experiencias y sabores

Nuestro columnista Leno Volpe relata su viaje con detalles y recomendaciones para planificar pronto un viaje al corazón del vino argentino.

Por Leno Volpe

Mendoza es inabarcable en un solo viaje, son innumerables las propuestas de alto nivel y las experiencias que se pueden vivir. Las visitas a las bodegas suelen ser potentes tanto en comida como en bebida, por lo que no es aconsejable hacer más de una por día.

De todas las que visité, estas fueron mis preferidas:

#. El calor de lo familiar en Michelini Muffato.

Vas manejando por un camino de tierra, hasta que llegás a una casa rodeada de árboles con un parque impecable. La elegante mesa está puesta sobre el pasto frente a los viñedos, a unos metros corretean unas gallinas y al fondo se divisan toneles de vino, suena jazz en el ambiente.

No es una película francesa sino la experiencia de almorzar en Michelini Muffato, quizás la bodega más acogedora que visitamos.

Una bodega familiar (de la misma familia que el prestigioso winemaker Matías Michelini), liderada por Andrea Mufatto, Gerardo Michelini y Manuel Michelini, a quienes cruzamos trabajando en la bodega, literalmente a metros de donde almorzamos.

Los vinos de esta bodega boutique son cosa seria, tal es así que a pesar de tener una corta vida que apenas alcanza un lustro, el prestigioso crítico Tim Atkin eligió como vino blanco argentino del año al Certezas Semillón 2021.

Recomiendo probar sus vinos blancos, muy originales y con mucha personalidad. Para comer, la bodega ofrece un menú de 3 pasos y va aumentando de precio según los vinos que acompañen la comida, que es clásica pero de sabores contundentes.

De lunes a jueves tienen almuerzos de 4 pasos, y los sábados se puede optar por un menú degustación de 7 pasos con maridaje. También hay visitas guiadas de jueves a lunes a las 10:30 y a las 16:30, con un costo que depende de la cantidad y la gama de los vinos que se prueben.

La experiencia es muy relajada, te sentís que estás comiendo en la casa de una familia amiga que te invitó a su viñedo a comer rico y a probar sus mejores vinos.

G. Marconi, Tupungato 5561.

#. La expresión del origen en Durigutti.

Patricia Courtois es una de mis cocineras argentinas favoritas y cuando me enteré que estaba cocinando en Durigutti, una de mis bodegas preferidas, automáticamente marqué la visita a la bodega como un must.

Es difícil calificar la cocina de Patricia, pero arriesgaría que es cocina casera moderna con toques franceses. Comida reconfortante, platos de antaño pero con ingredientes nobles y mucho toque de autor de una mano súper calificada.

Patricia rescata lo mejor de los productos (muchos cultivados in situ) y los sabores se lucen en el plato. Ya solo la charcuterie francesa casera justifica el viaje, los patés y las confituras son de otro planeta, pero luego sigue el resto de la carta, la sopa de ajo, los tortellini in brodo, las especialidades del horno de barro o el postre con frutas de estación y sambayón casero.

Una cocina que es pura sustancia, todo es rico sin necesidad de esferas ni firuletes, cortito y al pie. La cocina de “5 suelos” es estacional y varía según la temporada, como dice Patricia “lo que servís es lo mejor que tenés para dar”.

La misma filosofía de Patricia es compartida por Héctor y Pablo Durigutti en sus viñedos, donde persiguen una búsqueda permanente de la expresión del origen, explorar la tierra, e interpretar el carácter local. Sus vinos son con la menor intervención posible y no solo varían según la finca, sino el sector de la misma.

Aunque hagas un Malbec con exactamente la misma receta, el sabor final del mismo variará un montón dependiendo de qué parcela haya salido. Mientras una tendencia mundial busca equilibrar todo con madera, muchos otros productores siguen el camino contrario buscando que el terruño esté presente en cada botella. Que no te da lo mismo un vino que hacen acá o en otro lado.

Mi línea preferida de Durigutti es sin dudas Proyecto Las Compuertas. Este proyecto busca la recuperación y revalorización de la historia y las tradiciones de esta región vitivinícola emblemática de Luján de Cuyo, ya sea mediante sus vinos, comida, eventos, cultura y alojamiento (sí, te podés quedar a dormir en la bodega).

Estos vinos de baja intervención son frescos, frutales, fáciles de tomar y de maridar. El Criolla proviene del parral de Don Carlos de Danielle que data de 1943. Es una cepa típica argentina que estaba destinada al consumo de la gente de la región y que ahora se está volviendo a poner en valor.

Pero la joyita es el Malbec 1914, que obtiene su nombre por usar las vides de los viñedos más viejos de La Finca, que precisamente datan de ese año, ¡una locura!

Entre las propuestas gastronómicas, de miércoles a domingo hay menús de 4 y 8 pasos con agua, café, y petit fours, al que se le puede agregar una botella de vino o un maridaje. Y también opciones infantiles por si vas en familia.

La bodega también ofrece visitas guiadas con degustación (Puro Malbec, De Finca, Icónico y 5 Suelos), casa de huéspedes y la posibilidad de realizar eventos sociales o corporativos en los sectores habilitados de la finca.

Pasaje La Reta S/N. Las Compuertas, Luján de Cuyo.

#. Generosidad y hedonismo en Casa Vigil.

Chachingo es un paraje que hasta hace no tanto se usaba en Mendoza para decir que algo quedaba lejos: “Queda en la loma de Chachingo”, se decía. Hasta que llegó Alejandro Vigil y lo transformó en el destino imperdible para todo el fanático del vino que visita la provincia.

Vigil a esta altura creo que no necesita presentación. Apodado por algunos como “el Messi del vino” por la cantidad de premios internacionales que logró, es sin dudas el enólogo mas exitoso e influyente de nuestra generación.

La finca está inspirada en La divina comedia, en la visita se transita por el infierno, el purgatorio y el paraíso y antes de disfrutar de los vinos se puede disfrutar del arte local. Poner en valor la comunidad es esencial para Vigil, que vive en la finca en una casa que queda entre el restaurante y los viñedos, por lo que aprovecha su espacio para exhibir obras de artistas locales y darles visibilidad.

Vigil no solo apoya a proyectos comunitarios en la zona, sino también a otros bodegueros a quienes asesora. “Nosotros no competimos entre nosotros sino que tiramos todos para el mismo lado, nuestra competencia son los franceses, los australianos, los italianos”, es algo que escuché varias veces en Mendoza.

Tal es así que en la experiencia de Casa Vigil nos dieron, fuera de carta, vinos de otras bodegas simplemente para que probemos una alternativa al maridaje de la casa. La experencia del menú de pasos me pareció redonda, verdaderamente imperdible si venís a Mendonza. No solo vas a probar algunos de los mejores vinos del mundo sino que todo es superlativo: ambiente, atención y fundamentalmente la comida.

Es raro que en un menú de pasos haya un nivel parejo, pero aquí sucede, delicioso de principio a fin. El maridaje es exquisito y generoso, la oferta de refill es constante ¡y como decirle que no a un Gran Enemigo!

De miércoles a domingo se puede disfrutar de un almuerzo de 3 pasos con o sin maridaje. Los viernes y sábados, además, se puede disfrutar de cenas de 7, 9 y 14 pasos con maridaje. Hay siempre opciones veganas y menú infantil.

Las visitas incluyen un relato sobre la historia de la bodega y sus vinos: se pueden hacer de miércoles a domingo 9:30, 11 y 16:30. También ofrecen el blending game, todos los días a las 10, con la posibilidad de visitar la bodega con un sommelier y crear tu propio Gran Enemigo Blend.

Videla Aranda 7008, M5519 Maipú.

#. Riccitelli. Mendoza en tu mesa y en tu copa.

Como la caída de Constantinopla marca el fin de la Edad Media, para mí cuando Matías Riccitelli en 2009 decide crear Riccitelli Wines es un hito que da comienzo a una etapa en la historia moderna del vino argentino.

Su Hey Malbec marcó una nueva manera de comunicar el vino, con una etiqueta llamativa, con un diseño innovador, que quizás no haya sido la primera de su estilo, pero definitivamente fue la más influyente. Nunca escuché a tanta gente fuera del mundo del vino interesada por probar una botella de una pequeña bodega.

El cambio estaba lejos de ser estético: ese Hey Malbec tenía un estilo distinto a los vinos cargados de madera que estaban de moda en ese entonces. En lugar de buscar que todos los vinos tengan el mismo sabor a roble francés, con los vinos de baja intervención se busca que la esencia de la botella la marque la tierra. Vos podés hacer un vino con roble francés en Australia, pero no podés hacer un vino con el suelo y el clima de Mendoza. La búsqueda es darle valor a esta tierra, nuestra tierra.

Los vinos de Riccitelli son puros, con poco maquillaje, dejan que se reflejé el terroir, son frescos, pero a la vez complejos y con mucha intensidad aromática y personalidad. Matías quizás no haya sido el primero en hacer este estilo de vinos en Argentina, pero sin dudas fue uno de los principales responsables en hacerlo llegar a un público masivo. Un pionero y caudillo de la revolución de los vinos de baja intervención que hoy están tan en auge.

El restaurante a cargo del chef Juan Ventureyra sigue el mismo concepto, con una cocina que gira en torno a las más de 380 variedades de vegetales que Juan tiene plantados en la finca agroecológica que rodea al lugar. Hay 84 tipos de tomates y también tienen 24 vegetales endémicos como salicornia o topinambour.

“La cocina es la chacra”, dice Juan, y su objetivo es que esa calidad y sabor del producto de estación se destaque en el plato: “Nunca un plato va a ser mejor que el producto”. Si bien hay opciones con carne, el menú es vegetariano en su mayoría y casi no se usa sal: ¡tan solo un kilo por semana para todo el restaurant! Realmente no hace falta ya que los productos de la chacra son tal como promete Juan: deliciosos. Una gran experiencia enogastronómica para sentir lo sabores más puros de Mendoza.

De martes a domingo se puede almorzar en 6 pasos con maridaje y visita a la bodega. También se puede recorrer los viñedos y bodega para terminar con una cata de 4 vinos, de martes a sábado a las 9:30 y a las 11:30, y los domingos a las 11:30.

#. Alfa Crux, una finca imponente.

Quizás el lugar más lindo donde almorcé en Mendoza. Para empezar es en El Cepillo, Valle de Uco, un poco más lejos de la ciudad de Mendoza, lo que te da esa sensación de estar “en medio de la nada”.

El edificio es imponente, tranquilamente podría ser usado como guarida del villano de alguna película de James Bond. Son 4 niveles donde se trabaja con gravedad, los camiones suben por una rampa enorme hasta el piso más alto desde donde tiran las uvas que se rompen en la caída y comienzan a fermentar; luego bajo tierra se hace la estabilización dentro de las columnas de la estructura, y en el subsuelo a una profundidad de 20 metros está la cava.

Es la más grande de Sudamérica y es la estrella de la visita, realmente impresionante. La visita se realiza con copa de vino en mano y a lo largo del mismo se va llenando con distintos varietales de la bodega.

Los vinos de Alfa Crux se exportan en su mayoría, por lo que es una gran oportunidad para probar algo que normalmente es difícil de encontrar. El estilo es bien tradicional: vinos de guarda con mucha madera, la línea Alfa tiene 18 a 22 meses en barrica primer uso, ¡un montón!

Son vinos que se pueden guardar 15 años o más. Hoy con la tendencía claramente enfocada en los vinos de baja intervención también está bueno incluir en tu tour algún vino con más madera para probar, analizar diferencias y elegir que te gusta mas a vos. ¡No hay mejor o peor, son estilos y gustos!

Luego del recorrido se pasa a almorzar, en lo que probablemente haya sido el lugar más lindo donde comimos en Mendoza. La clave es llegar temprano a la visita ya que el lugar se elige por orden de llegada y las mejores mesas son las de afuera: junto a un espejo de agua, mirando a los extensos viñedos y con una vista espectacular de los Andes nevados en el horizonte.

La cocina está a cargo del irlandés Edward Holloway, reconocido en Buenos Aires por su paso por los fuegos de Uco en el hotel Fierro. Se ofrece un menú de 6 pasos que se puede acompañar con la gama de vinos que uno desee.

Cocina de autor, pero con sabores clásicos: mi cuit de salmón a la piedra, agnolotis en agua de tomate o el ojo de bife en dos cocciones con papa rota son algunos de los hits que podés disfrutar en un gran almuerzo. Hay opciones vegetarianas y también un wine bar para picar acompañando alg+un vino por copa. Todos los días de 12:30 a 18.

Se puede también solicitar una visita grupal con degustación dinámica de tres vinos, y también una visita privada a lotes históricos y barrel tasting exclusivo en la sala de barricas.

Calle Los Indios s/n Valle de Uco, M5567 Eugenio Bustos.


Author: Leno

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