Carne roja, tema caliente: ¿cuánto hay que consumir?

Cucinare consultó con los especialistas sobre una cuestión que genera grieta.

De carne somos. Al menos los argentinos. En la época de la colonia, se estimaba un consumo per cápita anual de 234 kilos de carne vacuna. ¿Alguien puede imaginar semejante cifra? En el 1900, a cada extranjero que llegaba al Hotel de Inmigrantes se le daban 600 gramos de carne vacuna diaria, mientras que en la misma época, en Sicilia, se comían 6,5 kilos anuales… Actualmente las estadísticas precisan que los argentinos comen 59 kilos de carne vacuna anual per cápita.

Entre cortes vacunos, aves y cerdo, los argentinos incorporan a su dieta 120 kilos de carne per cápita al año. “El promedio de la FAO para los países desarrollados es de 67 kilos”, afirmó Jorge Torelli, consejero del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina y representante de la Unión de la Industria Cárnica. Y la Argentina es uno de los cuatro países que más consumen en el mundo.

Ahora bien, no son pocos los especialistas y medios que en los últimos tiempos están alertando acerca del riesgo del consumo excesivo de carne rojas. Según un informe de la BBC, en algunas circunstancias, comer carne puede ser beneficioso. “Una cantidad moderada de carne y de productos lácteos puede mejorar la salud de las personas, particularmente en países de bajos ingresos donde las dietas pueden carecer de variedad”, según consigna el medio británico.

Pero a continuación agrega que “en muchos países, el consumo de carne va más allá de los beneficios nutricionales básicos. Hasta el punto de que podría ser un riesgo para la salud. Varios estudios relacionaron el consumo excesivo de carne roja y procesada con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y ciertos tipos de cáncer”.

Cucinare consultó con Yanina Feler, nutricionista y profesora del Instituto Argentino de Gastronomía (IAG), quien expresó que “se está promoviendo la disminución del consumo de carnes rojas a expensas del aumento del consumo del pescado y de las carnes de ave, fundamentalmente por el contenido del tipo de grasa. La carne vacuna, por ejemplo, tiene fundamentalmente un tipo de grasa saturada, mientras que la de pescado y cerdo tienen mitad saturada y mitad insaturada, llamadas “grasas buenas”. Y además están las carnes de feed lot, que tiene más grasa aún (lo que las hace más sabrosas), porque no tiene desgaste muscular, pero son menos saludables. Las consecuencias obviamente  van a depender del tipo de organismo de cada persona. A esta circunstancia hay que sumarle el impacto ambiental negativo que apareja la cría de ganado vacuno”, afirma la experta.

Sin embargo, Feler dice que hay que saber que “el mejor hierro, el hierro hémico, viene de la carne de vaca, más allá del hierro que se pueda obtener de ciertas legumbres y de algunas verduras de hoja verde”. Finalmente, lo ideal es comer poca carne roja, magra, dos veces por semana, y tratar de evitar el consumo de carne roja procesada.

 ¿Cuánta carne roja comés?


Author: Cucinare

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