Cerró Café de García, un bar notable que se transformó en el bodegón más convocante de Villa Devoto

A cinco años de cumplir un siglo de vida, el restaurante dejó de funcionar.

Algunos afirman que el barrio porteño de Villa Devoto, a pesar de contar con un interesante poder adquisitivo, es un páramo gastronómico.

Lugares como el Café de la Plaza y Cucina Paradiso Devoto lo desmienten, pero una noticia de estos días va en camino contrario, porque acaba de cerrar sus puertas un restaurante clave del barrio: Café de García, que había sido nominado a Mejor Bodegón en los Premios Cucinare 2021.

Este café, fundado en 1927, cerró sus puertas a mediados de julio, luego de casi un siglo de actividad, tal coo informó Graciela Moreno en BAE. Se encontraba en la esquina de Sanabria y Varela, contaba con importantes activos arquitectónicos, culturales y gastronómicos.

La entrada estaba ornamentada con un buzón, un farol marino, una bomba de agua manual, la rueda de un viejo carro, y antiguas rejas por las que se enredaban unas glicinas que enmarcaban un paseo al que se le ha dado el nombre de sus fundadores: Metodio y Carolina García.

Un lugar con identidad propia

El salón principal contaba con recias mesas y sillas, todas de madera, tres mesas de billar, piso en damero, una colección de cuadros que respiraba nostalgia, además de fotos de los personajes ilustres que desfilaron por la casa, como Soledad Villamil, Adolfo Cambiaso o Mariano Mores.

Había otras joyitas, una verdadera memorabilia de la gastronomía, como la cocina económica, una caja registradora niquelada y la máquina de espresso tipo Gaggia.

La pared también era una panoplia por la cantidad de armas largas y de puño como espadas, sables, facas y bayonetas, la mayoría herrumbradas por el paso del tiempo.

El plato fuerte de la casa era la variedad de picadas, y por sobre todas las cosas, la picada especial que tenía los 19 ingredientes, entre lo que se encontraban albóndigas, berenjenas en escabeche, aceitunas, croquetas, salchicitas, lomito, leberwurst y muchas cosas más.

El local sufrió duros golpes recientemente, con la muerte de Rubén, uno de los hijos de los fundadores, y también de un hijo de Hugo, el otro hermano que estaba a cargo del negocio.

Esos problemas familiares, sumados a la crisis que provocó la cuarentena en el rubro gastronómico, hizo que todo se complicara.

Hugo, desanimado, vendió el fondo de comercio a un grupo que tiene varios locales gastronómicos y es de esperar que al menos mantengan el espíritu de la casa, aunque aún es difícil saber qué destino tendrá el nuevo proyecto.


Author: Cucinare

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