De Grecia y Roma a la actualidad, breve historia del agua mineral

Si pensabas que el agua embotellada de manantial es un fenómeno reciente, estás en un error.

El paisaje de las botellas de agua mineral en un supermercado o kiosco es cosa de todos los días, a pesar de la tendencia de los consumidores a evitar el uso de envases plásticos no reciclables.

Sin embargo, el transporte y comercialización de agua viene de antaño, de la época en que griegos y romanos gobernaban el mundo conocido. Estos últimos también tenían afición a los baños, ya que apreciaban las propiedades relajantes y curativas de las termas.

Posteriormente, a finales del siglo XVIII, estas propiedades curativas de las aguas minerales naturales se convirtieron en un tema de renovado interés. En una era donde el accionar de los medicamentos era muy limitado, las aguas minerales naturales se consideraban cada un medio importante de curación.

Durante el siglo XIX, los centros termales se transformaron en destinos de moda para las clases pudientes que las visitaban, para que pudieran bañarse y disfrutar de los beneficios terapéuticos del agua mineral.

En ese entonces, con las ciudades en pleno crecimiento, el agua no siempre era segura y las enfermedades que en ocasiones transmitía, como el cólera y la fiebre tifoidea, alentaron la búsqueda de agua natural de manantial. No obstante, el embotellado y comercialización de aguas minerales naturales se inició de forma rudimentaria en Europa a mediados del siglo XVI, con el agua mineral de Spa en Bélgica (¿les suena el nombre?), de Vichy en Francia, de Ferrarelle en Italia y Apollinaris en Alemania.

Pero la primera máquina de taponamiento mecánico fue inventada en Francia en 1840, mientras que las plantas embotelladoras surgieron en todo el continente a fines del siglo XIX. Otros países europeos también adoptaron la tendencia de embotellar aguas en fuente de origen, como Malvern, la primera agua embotellada de Inglaterra, en 1851; Appolinaris, en Alemania, en 1892, y la legendaria agua mineral italiana San Pellegrino, en 1899, año en el que vendió 35.343 botellas; para 1908 la marca italiana ya se exportaba a todo el mundo. Vale decir que estas aguas se vendieron como medicinas en las farmacias hasta comienzos del siglo XX.

De hecho, las aguas minerales naturales en botella alcanzaron su apogeo a fines del siglo XIX, pero la creciente popularidad de las gaseosas, producto completamente novedoso, comenzó a quitarle mercado a las aguas, que hasta ese entonces se vendían como bebidas suntuarias y curativas.

Afortunadamente, luego de la Segunda Guerra Mundial, las ventas de agua mineral se vieron impulsadas por las modernas técnicas de marketing. Por ejemplo, en 1950 Evian creó un eslogan donde promocionaba su producto como una ayuda “a las madres lactantes para proporcionar minerales a sus bebés”.

En 1973 se produjo un hito al patentarse las primeras botellas de plástico que podían soportar la presión de la carbonatación, una alternativa mucho más barata al embotellado en vidrio.

¿Cuál es tu agua mineral favorita?


Author: Cucinare

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