Ernest Hemingway: 17 daiquiris seguidos y otras historias de cocktails protagonizadas por el célebre escritor

Muchos creen que el alcohol ha mejorado la escritura del estadounidense.

No es ningún secreto que el alcohol era la sangre vital de Ernest Hemingway, tanto para él como para sus compañeros de ficción. Pero debido a su extensión resulta difícil analizar los hábitos reales de bebida del legendario premio Nobel de Literatura, porque el alcohol para el fue más un ungüento existencial que un elemento de dispersión.

Cuando se suicidó en 1961, el hombre dependía de la bebida para aliviar su dolor, aunque también supo ser un bebedor sofisticado, un conocedor que buscaba los mejores bares de París y Pamplona. ¿Le hizo daño la bebida? Sí. Pero son muchos los que creen que ha mejorado su escritura. Con Hemingway se comprobaría la polémica sentencia que afirmaba Winston Churchill: “He sacado mucho más del alcohol de lo que me ha quitado”.

Recientemente se relanzó un libro de Philippe Greene, un estudioso de Hemingway que recopila todos los hábitos y recetas de tragos que el escritor solía beber. Y, sin dudas, el trago más famoso por el que se conoce al escritor es el Daiquiri. Hemingway lo conoció en El Floridita de La Habana, trago de mineros que fue reformulado según sus especificaciones, con doble medida de ron, sin azúcar (“Papá” odiaba el azúcar), y apenas un poco de lima.

Se dice que una vez se tomó 17 seguidos, récord que sólo supera Dylan Thomas con sus 30 whiskies, para después morir. También gustaba de un primo hermano del Daiquiri: el Tom Collins elaborado casi sin azúcar, que gustaba beber mientras pescaba.

El Martini, que aparece en varias de sus novelas, era otro de sus favoritos, en especial la versión llamada Gibson, a base de gin y vermú, coronado cebollitas extremadamente frías. “Papá” también disfrutaba de empinarse jarras de Bloody Mary, el cocktail realizado a base de jugo de tomate con vodka ruso de alta calidad, salsa inglesa, jugo de limón, sal de apio, pimienta de cayena y pimienta negra. En cuanto a las instrucciones para mezclar, sugirió removerlo todo en la jarra, y “si queda demasiado fuerte se rebaja con más jugo de tomate, pero si carece de autoridad se le agrega más vodka”, decía el escritor.

Quizás sorprenda saber que Hemingway tomaba algunos tragos poco rudos, más bien femeninos, como el White Lady (gin, Cointreau y jugo de limón), además de una gran cantidad de cócteles a base de champagne. “Adoraba el champagne”, dice Greene. Escondido en los documentos de Hemingway en la Biblioteca JFK de Boston, Greene encontró un dibujo de un cocktail con whisky y champagne sin nombre en la que Hemingway se habituó a fines de la década de 1950, cuando su salud se estaba deteriorando. En esta línea, inventó un cocktail llamado Muerte al atardecer, realizado con champagne y una dosis de absenta.

Durante los safaris, tenía una botella de Campari a mano para armar sus queridos negronis. Pero la bebida favorita de la vida real de Hemingway era un simple whisky con soda, según cuenta Greene, ya que a veces lo más sencillo es lo mejor.

¿Tomaste alguno de los tragos que le gustaban a Hemingway?


Author: Cucinare

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