Minutas, platos gourmet y también viandas: comidas de albergue transitorio en tiempos de pandemia

Las cartas de los hoteles alojamiento tienen propuestas para todos los gustos.

Por Luis Lahitte

Dicen que una pizza tiene otro sabor luego del sexo. ¿Será cierto? Porque si bien es verdad que son placeres diferentes, lujuria y gula, además de ser parte de los pecados capitales, tienen vasos comunicantes. Así fue, con su más y sus menos, a lo largo de la historia.

Hay algo de fetichismo en torno a los bacanales que organizaban los romanos, donde se mezclaba la gula con el sexo, en parte debido a lo que narra Petronio en El Satiricón.

Lo cierto es que los patricios romanos, a diferencia de los griegos, que eran más libertinos, acudían los banquetes acompañados de sus esposas, con las que, dicho sea de paso, estaban para procrear, pero no para recreación.

Durante la Edad Media era costumbre compartir lecho, techo y comidas con la barragana, una suerte de amante o concubina con la que se disfrutaba de otras delicias que iban más allá de las obligaciones matrimoniales.

Los nobles en ocasiones se solazaban con una combinación de alta gastronomía y sexo, como el famoso “Banquete de las Castañas” que organizó César Borgia, y las grandes comidas seguidas de orgías, que cada tanto se festejaban en la Francia de los Borbones.

Pero según el capo di tutti capi, Giacomo Casanova, la gula previa el sexo era desaconsejable: “Nunca después de comer”, aconsejaba el maestro.

No obstante, en la actualidad la gente suele concurrir a albergues transitorios destinados a pasar un buen rato, aunque más allá del sexo en sí, la comida y la bebida complementan las artes amatorias.

Tal es así que estos establecimientos cuentan con una oferta gastronómica, algunos más austeros y otros con mayor pompa, que esta nota pretende investigar.

¿Qué ofrecen los hoteles por horas locales del siglo XXI en materia de restauración?

Si bien desde la F.A.D.A.P.H (Federación Argentina de Alojamientos por Horas) no supieron darnos mayor información, conversamos con Fernando Araujo, un experto en la materia, ya que es administrador de varios albergues transitorios.

La respuesta dependerá de qué tipo de albergue se trate, ya que existen dos segmentos:  en los más sencillos hay minutas como pizzetas, tostados, panchos y hamburguesas, mientras que en los de clase superior hay platos de carta que incluyen carnes salseadas e incluso sushi. Lo mismo sucede con las bebidas; los segundos cuentan con más referencias y etiquetas de categoría, como espumoso Baron B y algunos importados, y vinos de alta gama”, cuenta Araujo.

Y agrega: “Pero además está la gente que viene a pie o en auto, y dentro de esta última categoría están los que estacionan en cocheras públicas o privadas. A partir de la crisis económica generada por el Covid-19, observamos cómo los clientes que vienen en auto traen sus propias viandas y bebidas, sobre todo aquellos que prevén la estadía (porque además están los clientes que planean su turno con anterioridad y los que llegan sin haberlo planificado)”.

Otra oferta gastronómica es la que hay que brindarle a la gente que realiza estadías súper largas. “Un ejemplo son los servicios que brindan complejos como Torres del Lago, que cuenta con bungalows construidos sobre un terreno de 3.5 hectáreas, rodeado de parques. Esa clientela no viene por dos o tres horas, sino que se queda todo el día, por lo tanto, hay que ofrecerle más servicios gastronómicos”, dijo el experto.

También conversamos con la gente de Black Jack, un conocido albergue del barrio de Núñez, a quienes consultamos acerca de cuándo es que los clientes comen, a fin de comprobar si la máxima del gran Casanova se cumple.

Desde la administración del hotel afirmaron que “en realidad están los mañaneros, que son los que arriban a primera hora. Este segmento lo primero que hace es pedir un servicio de comida o desayuno. También están los que piden servicio de habitación a mitad del turno, que curiosamente son los que vienen por la tarde, mientras que los que hacen pernocte, por lo general vienen comidos, pero ni bien se despiertan también piden algo para reponerse”.


Author: Lahitte

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