En el mundo de la alta gastronomía suceden cosas insólitas. De tan sofisticados que se han vuelto los restaurantes, algunos llegan a experimentar situaciones insólitas, como cuando años atrás, a un cliente del famoso El Bulli de Ferrán Adriá le trajeron la cuenta junto a unos bombones en una cajita de madera, y se la comió pensando que era el último paso….
Pero eso no es nada al lado de lo que acaba de suceder en el MB del Ritz Carlton de Tenerife, restaurante de Martín Berasategui, otra de las luminarias de la cocina ibérica: el marido de la conocida actriz Tracy-Ann Oberman estaba teniendo una velada romántica junto a su mujer, cuando entre paso y paso el mozo le trajo una pequeña bandeja con una servilleta húmeda primorosamente presentada; tan bien “emplatada” estaba que Rob Cowan, el marido de la actriz, la masticó con la intención de comérsela ya que pensó que era otro de los elaborados pasos propuestos por el chef vasco.
Sucede que en algunos restaurantes de alta gama no es extraño que sucedan este tipo de confusiones, como tomarse el líquido del aguamanil que le acercan al comensal para que se lave las manos, por eso los restauranters deberían ser menos solemnes y más amigables con las presentaciones, en algunos casos pretenciosas, que acercan a los manteles, de lo contrario seguirán sucediendo estos equívocos y, quien sabe, quizás hasta algún desprevenido confunda la percha del guardarropas con una hogaza de pan…
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