¿Te imaginás ir a un lugar donde te cobren menos por ser educado y pedir algo de comer o tomar de buena manera? En Tokio, Japón, un pub decidió crear una escala de precios según cómo se comportaran sus clientes al realizar sus pedidos.
Por ejemplo: quienes pedían “Una cerveza, por favor” pagaban 380 yenes (3,50 dólares); los que lo hacían como si fuera una orden (“Tráigame una cerveza”) pagaban 500 yenes (4,50 dólares); y los que directamente gritaban “¡Eh, una cerveza!” tenían que pagar 1.000 yenes (9 dólares).
A los ojos de la cultura occidental, parecería haber una obsesión en Japón por no faltar el respeto a nadie y no llamar la atención de mala manera, una premisa que recuerda a cómo se comportaron los hinchas japoneses durante el reciente Mundial de Rusia, quienes recogían la basura al finalizar cada partido.
Pero la idea del pub Konro-ya para evitar los comportamientos groseros salió al revés de lo que esperaban sus dueños. Porque los clientes lo interpretaron como un derecho para portarse mal, algo que consideraron divertido y disruptivo respecto de las férreas pautas sociales que existen en la sociedad japonesa.
Esto hizo que aumentara considerablemente la cantidad de clientes que empezaron a tratar mal a los mozos del establecimiento, gritándoles y exigiendo ser atendidos de forma agresiva. Frente al estrés de los empleados del local, los dueños del pub decidieron eliminar la posibilidad de pedir las cervezas en persona, para lo cual establecieron un sistema de dispenser automático de bebidas. En cambio, los platos de comida siguieron siendo ordenados a los mozos.
¿Te gustaría pagar menos si pedís la comida con cortesía?
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