Compartir los preparativos de la mesa navideña es una gran manera de imbuirse en el espíritu que reina durante la Navidad, sobre todo dentro de cada familia. Porque cocinar es un acto que se hace para los demás, un gesto cargado de solidaridad que conviene enseñar a los más chicos de la casa, aparte de la alegría de compartir ese momento tan especial en la cocina.
Quien afirma esto es la especialista en historia de la cocina Tessa Capponi, y pone además de relieve el carácter benéfico del acto de cocinar: “Cuando uno cocina para sí mismo, es un placer. Pero cuando se cocina para los demás, este gesto brinda una profunda alegría, porque le da un sentido. Y esto puede hacerle mucho bien a todos los miembros de la familia”.
De acuerdo con la experta, desde siempre la cocina nos marca el sentido de pertenencia a una comunidad, así como es reflejo de la generosidad que se brinda a los demás. “Cocinar es un acto de amor y de apoyo, un valor que enriquece una relación”, sostiene Capponi. Además, preparar un plato en familia es un momento para agradecer la posibilidad de estar todos juntos y compartir el espíritu navideño. Algo tan importante como la comensalidad, el acto que representa compartir esa comida todos reunidos alrededor de la misma mesa.
¿Sos de cocinar con tu familia para Navidad?
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