A pesar de que muchos estados de Estados Unidos mantienen la pena de muerte, también conservan la tradición de ofrecerle a cada condenado que elija lo que quiere comer antes de ser ejecutado. Y los pedidos para la última comida antes de morir son muy variados, de acuerdo con el FDOC, el organismo a cargo de las ejecuciones en el Estado de Florida.
Desde langosta, helado, ensalada de frutas, hasta café con caramelos, los condenados piden comidas totalmente distintas, cuyas únicas condiciones sean que se puedan conseguir cerca de la prisión y no cuesten más de 40 dólares (en Oklahoma, el límite es de 15 dólares).
Entre todos los pedidos, el más habitual es la comida más consumida por los estadounidenses: hamburguesa con papas fritas o pizza. En general, se trata de cumplir con esta solicitud varios días antes de la ejecución, porque está comprobado que los presos van perdiendo el apetito a medida que se acerca su hora final.
Muchos estados obligan a los presos a comer solos esta comida, sin embargo, Louisiana autoriza hacerlo junto a otro recluso. Esta tradición de brindar una última comida nació en 1924 en Texas, pero curiosamente, allí fue abolida en 2011 luego de que un homicida pidiera una gran cantidad de alimentos y luego no comiera nada. “Ya es suficiente. Es extremadamente inapropiado dar a una persona sentenciada a muerte este privilegio. Es un privilegio que el asesino no dio a su víctima”, afirmó el senador John Whitmire para justificar la medida.
¿Qué elegirías si tuvieras que pedir tu última comida?
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