A primera vista, parece bastante desagradable saber que, si vas a pedir un vaso de agua en un restaurant, te enteres que la que te sirvieron proviene del inodoro. Pero el objetivo de este establecimiento gastronómico ubicado en Bélgica es reciclar el agua y ahorrar para evitar el despilfarro.
El restaurant se llama Gust’eaux (hace juego con el nombre del cocinero que inspiró a la rata en la película Ratatouille y, al mismo tiempo, se podría traducir como “Gusto a agua”), y está ubicado en la localidad de Kuurne, a 20 kilómetros de la frontera con Francia.
Los dueños del establecimiento garantizan que el agua es 100% segura, insípida, incolora y tiene gusto a agua. Una parte del agua proveniente de los inodoros y piletas para lavarse de las manos es filtrada y mezclada con agua de lluvia para alimentar las descargas de los inodoros y regar las plantas.
En cambio, la parte que se sirve en las mesas atraviesa un proceso más complejo, en el que le agregan minerales y se usa para tomar o para preparar café. El objetivo es concientizar a los consumidores de la importancia de adoptar prácticas ecológicas también en el tratamiento de las aguas.
¿Aceptarías tomar agua filtrada del inodoro?
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