Dime a qué hora comes y te diré qué te conviene comer, podría ser otro título de esta nota. Porque lo que comés afecta a tu organismo no solo por su composición, sino también por el momento del día en que lo ingerís. Los relojes internos de tu cuerpo están directamente relacionados con la función gastrointestinal, por lo que no podés comer cualquier cosa a cualquier hora.
A partir de las 7 de la mañana se activa esta función tan importante en tu organismo, y se desactiva a eso de las 22:30, para que puedas tener un descanso profundo. Para los nutricionistas, es a las 7 que conviene consumir carbohidratos, porque tu cuerpo demanda “combustible” para iniciar la jornada. Esa fuente de energía es la que va a permitir que el organismo funcione hasta la media tarde.
Pero a partir de las 18:00 decae la capacidad del organismo de quemar hidratos de carbono. A la hora de la cena, es incluso 3 veces menor que a la mañana. Por eso, a partir de esa hora hay que consumir proteínas, vitaminas del grupo B y magnesio para, entre otras funciones, fabricar melatonina, que es la hormona del sueño.
Como la función gastrointestinal se detiene a las 10 y media de la noche, es recomendado cenar más temprano que esa hora, para evitar las digestiones largas y pesadas. En esos casos, la glucemia es 3 veces más alta, lo que afecta al sueño y a la salud gastrointestinal.
Por eso conviene evitar grasas, carnes rojas, embutidos, hamburguesas, pasta, pan, alcohol, cafeína y teína. En cambio, lo ideal para la cena son los vegetales, cereales integrales, carnes blancas, yogur, frutas y semillas.
¿Qué solés comer a la noche?
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