El cineasta Enrique Piñeyro recibió una carta documento por un postre de su restaurant

El propietario de Anchoita fue advertido legalmente por un plato que reivindica el sabor del viejo alfajor Havanna.

Anchoita es el restaurant del barrio porteño de Villa Crespo que pertenece al cineasta Enrique Piñeyro, quien decidió desarrollar una de sus grandes pasiones, aparte del cine y el teatro.

En su establecimiento se preparan platos de cocina argentina, pero reversionados, como este polémico postre que le valió a su dueño una carta documento intimándolo a retirarlo de la carta.

El plato está inscripto entre la lista de postres bajo el curioso nombre de “Reversión del famoso alfajor marplatense antes de que lo destruyera el grupo Exxel”. La ironía de Piñeyro se refiere a cuando la tradicional empresa Havanna fue vendida al grupo inversor en los años ’90, que cambió completamente el sistema de producción artesanal de la golosina ícono de las vacaciones en la Costa.

Pero la curiosa historia de este postre no termina ahí, porque además se lo presenta con una nota al pie: “Por hacer este postre recibimos esta carta documento”.

Y, a continuación, muy al estilo provocador del cineasta, reprodujeron en la carta la intimación del grupo Exxel.

“En mi carácter de presidente de The Exxel Group S.A., me dirijo a esa sociedad propietaria del restaurante denominado ‘Anchoita’, sito en Juan Ramírez de Velasco 1520, CABA, a fin de intimarla a remover de inmediato del menú el postre descripto del siguiente modo: ‘Reversión del famoso alfajor marplatense antes de que lo destruyera el grupo Exxel’, bajo apercibimiento de iniciar las acciones legales pertinentes, incluso aquellas orientadas a la reparación del daño ocasionado”.

 Sin embargo, en la página siguiente de la carta, aparece la contestación que le envió Pineyro al grupo inversor:

“En mi carácter de hombre adulto que se hace cargo del niño que fue, me dirijo a Ud. al fin de comunicarle que veo con buenos ojos que haya Ud. dado un paso al frente y confiese ser el responsable del despojo de una de mis reliquias de infancia. Acepto sin dudar su convite a dirimir nuestras diferencias en los tribunales, y cruce Ud. los dedos para que ninguno de los jueces que nos toquen en suerte haya probado el famoso alfajor marplatense, antes de que Ud. y su desalmado Grupo Exxel lo destruyeran. Porque si alguno de los jueces llegó a probarlo, deberá Ud. prepararse para recibir un fallo adverso en todas las instancias”.