Pablo Drovetta es uno de esos pioneros que abren caminos, en este caso en el mundo del vino. Si bien la Argentina ya es una potencia mundial en la industria vinícola, todos los que se animaron a llevar la frontera de los viñedos un poco más lejos dentro del territorio nacional merecen ser reconocidos como tales.
Es el caso de este emprededor, que se animó a plantar uva en una provincia sin tradición vitivinícola como es Santa Fe. Más precisamente en la localidad de Serodino, 50 kilómetros al norte de Rosario, donde el técnico agrónomo decidió animarse a probar suerte con uvas Tannat y Tempranillo, con un detalle: hizo traer 400 plantas desde Mendoza en colectivo.
“La idea surgió tras un viaje a Entre Ríos donde visité una bodega y me encontré que había variedades que se podían sembrar en la zona. Me interioricé sobre el tema y ya está el viñedo plantado con algunos brotecitos”, contó Drovetta, en diálogo con Info Más.
Este será el segundo viñedo santafesino, ya que el primero se encuentra en la localidad de Arteaga, en el límite con la provincia de Córdoba.
El viñedo fue instalado bajo el sistema de espaldera, con un proceso por goteo a través de una manguera que, cada 30 centímetros, lanza agua para humedecer las plantas.
“La cosecha de la uva estaría entre el tercer y cuarto año aproximadamente. La idea es hacer un vino made in Serodino”, cerró Drovetta.
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