Tener los cuchillos de cocina afilados es un requisito muy importante para que funcionen correctamente cuando más los necesitás. Porque si no cortan bien, tu tarea en la cocina se vuelve más difícil y hasta deja de ser eficiente.
Pero para evitar eso, sólo hace falta aprender a afilar los cuchillos. Y, para ello, existen 5 trucos muy sencillos para lograrlo y salir de un apuro:
#1. Taza. Con una taza de cerámica que no tenga el borde inferior barnizado ni esmaltado, usá el canto de abajo para frotar el filo del cuchillo inclinado a 45°, como si fuera una piedra. Acordate de hacerlo a ambos lados del filo.
#2. Botella. Una botella de vidrio también te puede resultar útil. Para ello, usá la boca de la botella como piedra de afilar. Como el vidrio está pulido, te va a tomar un poco más de tiempo.
#3. Aluminio. Agarrá uno o dos metros de papel aluminio y apretalo para formar una bola compacta. Después, cortá por el medio la bola de aluminio con el cuchillo, lo que le va a sacar el filo. Cuantas más pasadas hagas, mayor el filo.
#4. Otro cuchillo. También podés hacerlo frotando dos cuchillos entre sí. Usá para ello un cuchillo viejo que no tenga filo y frotá el que querés afilar como si fuera una piedra.
#5. Lima para uñas. En este caso, pasá la lima sobre el filo, y no el filo del cuchillo sobre la lima. Es una opción para salir de un apuro, pero que no se compara con una chaira o una piedra de afilar.
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