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Vino tinto francés, el último fetiche de James Bond a la hora de tomar alcohol

Château Angélus, protagonista central en la última película del agente 007.

“Stirred, not shaked” (batido, no revuelto), es una de las frases fetiche de James Bond cuando pide un Martini, su trago favorito.

El jueves 30 de septiembre se estrenó en la Argentina la última película de saga, protagonizada por Daniel Craig y demorada por problemas de rodaje, lesiones de los actores y cuestiones relativas a la pandemia.

Pero finalmente el agente secreto británico regresó por todo lo alto, con sus mujeres, automóviles y el infaltable esmoquin.

Además, la marca registrada de Bond son sus preferencias alcohólicas, herencia de las obsesiones sibaríticas de Ian Fleming, su creador.

Es que Fleming, inglés de buena cuna que estudió en Eton, volcó sus inclinaciones de bon vivant, como el desmedido consumo de martinis, whisky y champagne, en su personaje de ficción.

Sin embargo, en Sin tiempo para morir, nombre de la quinta y última película protagonizada por Craig, Bond llega a la casa de Q (el experto técnico que desarrolla sus gadgets), mientras prepara la comida.

Y a pesar de que los sponsors de la franquicia son Bollinger y Heineken, en un lugar destacado de la mesa se ve una botella de Château Angélus, que Bond mira y bebe con placer, lo que garantiza que el St-Emilion Premier Grand Cru Classé A tenga mucho tiempo en pantalla, más que cualquier otra marca de bebidas.

¿Cómo se explica que un Saint-Emilion casi desconocido eclipse a los otros anunciantes, que tienen enormes espaldas financieras?

Según el sitio web de Château Angélus, la marca apareció por primera vez en Casino Royale de 2006 antes de regresar nuevamente en Spectre de 2015.

En 2019, Angélus incluso lanzó una edición limitada 007 de mágnum numerados a mano de su cosecha de 2007, presentados en estuches de cuero y madera de nogal.

Según The Drinks Business, la omnipresencia de este vino proviene de la amistad del propietario de Angélus, Hubert de Boüard, con la familia Broccoli (que produce las películas de Bond), y trato que además de la relación personal se habría sellado con canje de vino y algo de dinero en efectivo.

¿Debería sorprender que a James Bond le guste el vino tinto? En absoluto, porque los aristócratas ingleses son históricamente aficionados al clarete, vinos que eran embarcados desde Burdeos hacia Inglaterra durante la Edad Media, costumbre perduró hasta la actualidad.

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