A los 65 años, Francis Mallmann cumplió con un viejo sueño. El de presentar su primer vino de autor, en asociación con la Bodega Kaiken.
En Luján de Cuyo, Mendoza, el multipremiado chef reunió a un selecto grupo de periodistas para hacer la primera degustación pública de su caldo.
Por supuesto, el fuego y las brasas no podían faltar a la cita.
Y, sobre ellas, 160 kilos de cordero, mollejas, costillares, ojo de bife, trucha y pollo que, por esta vez, estará a cargo de su equipo, mientras él recibe a los invitados.
“Soy un hombre de cacerolas y no de vinos”, aclara con humildad, como si hiciera falta cualquier justificación.
Su largo palmarés también le permite ser “un hombre de vinos”, por más que no se haya dedicado de manera exhaustiva al arte de elaborarlos.
Porque su trabajo en las cocinas lo vinculó desde el principio de su carrera con los enólogos más prestigiosos del país.
En 1983, por ejemplo, participó de la creación del Malbec Estrella de Weinert. Así que algo sabe.
“La verdad es que todas las veces que hice vinos en Argentina, fueron más bien ensayos de amistad, cariño, admiración y respeto entrañable con las personas que lo hacían. Esta vez he hecho un vino en el que participo comercialmente por primera vez”, explicó a Clarín.
A lo que hace referencia el cocinero es a Disobedience by Francis Mallmann, un tinto elaborado con un 60% de Malbec, 30% de Cabernet Sauvignon y 10% de Merlot.
La idea es venderlo en la Argentina a un precio sugerido de $ 2.000 y exportarlo a distintos países.
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