En épocas de reciclaje y aprovechamiento, no sólo alcanza con separar los residuos, como las conservas, para su posterior utilización.
También se puede emplear el líquido o salsa que contienen, pero con fines culinarios.
Es común que cuando uno lo deseche cuando abre, por ejemplo, una lata de atún.
Sin embargo, ese aceite puede funcionar como un precioso ingrediente culinario.
El chef galardonado con una estrella Michelin, Pepe Solla, dijo a Directo al Paladar que “es absurdo tirarlo, pues ya sea agua, aceite o alguna salsa, son líquidos que pueden enriquecer numerosas elaboraciones”.
El profesional afirma que el agua de las latas de conservas al natural –ya sean almejas, berberechos, navajas o cualquier otro producto– “no deja de ser un caldo que puede utilizarse en cualquier elaboración”.
En el mismo sentido, Mikel López Iturriaga, autor de El Comidista, dice: “Trato de aprovechar siempre el aceite de las latas de conserva de pescado, con el que pueden salir unas mayonesas tuneadas o unos aliños brutales”.
“Si la conserva es fiable y de buena calidad, desperdiciar ese caldillo con todo el sabor y los nutrientes que lleva me parece un crimen”, explica López Iturriaga.
Conversamos con la gente de conservas Marechiare, que dieron una opinión similar: “El aceite de las sardinas, o del atún se puede emplear como saborizante o para saltear o rematar otros platos a base de pescado; y si se filtra, se puede incorporar a una mayonesa de mar”.
También hay conservas frutales, como las de duraznos o peras, a cuyo almíbar se pueden añadir especias como canela y clavo de olor, y aprovechar para la elaboración de postres o cocktails.
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