Marcelo Urbano es un humilde albañil que, desde que nació, solo conoció la pobreza.
Pero ahora, a sus 58 años, se acaba de enterar que es hijo de un millonario propietario de bodegas en Mendoza.
Gracias a dos pruebas de ADN, este hombre logró demostrar su vínculo con un importante empresario mendocino, por lo que ahora heredará parte de su fortuna.
De acuerdo con lo que le había revelado su madre, en 1962 ella fue abusada a los 19 años por el hijo de la familia Lapania, una de las más ricas de esa provincia, cuando trabajaba como empleada doméstica en una de sus propiedades.
Luego, la madre abandonó a su hijo, al no poder criarlo, por lo que su abuela se hizo cargo hasta que, a los 18 años, se enteró de la verdad y se reunió con su padre biológico, Eduardo Lapania.
“Me dijo que no conocía a mi mamá, que no sabía quién era, me dijo que venía por la plata. Tomé aire, me levanté y le dije cosas que ahora no voy a repetir. Y me fui”, contó Urbano en diálogo con Telenoche.
Finalmente, en 2019 inició un juicio por filiación, lo que llevó a que la Justicia lo declare heredero de uno de los propietarios de la bodega Don Cristóbal, que exporta vinos a más de 15 países.
Y que le iniciara una demanda por $ 100 millones por la falta de oportunidades de todos estos años.
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