Cada tanto cuando se rompe un huevo viene con sorpresa. Puede aparecer que tiene dos yemas. Para comprender este fenómeno es fundamental conocer su origen.
Las yemas son producidas a partir de los nutrientes ingeridos por las gallinas y permiten que, en una semana, pequeños folículos de un milímetro encontrados en el ovario crezcan hasta alcanzar la forma de una yema completamente desarrollada de unos 25 milímetros.
Cuando crecen hasta obtener este tamaño, cada yema se desplazará por un canal llamado oviducto que conecta el ovario con el útero. Este proceso puede durar un día entero y es durante este período donde el gallo puede fecundar a la gallina para que nazca un pollito.
En la parte central de este canal es cuando se forma la fibra que rodea la yema y que en cocina es conocida como clara. También nos podemos referir a ella como albúmina y está compuesta por agua y proteínas.
Cuando la parte interior del huevo está completamente formada llega al final de este conducto y entra en el siguiente órgano, el útero; aquí es donde se formará la estructura sólida que rodea y protege al huevo, la cáscara. La cáscara de un huevo de gallina está compuesta principalmente de carbonato de calcio y una pequeña cantidad de proteínas.
No es habitual que este fenómeno suceda, aunque tampoco es algo muy extraño. Los huevos con más de una yema pueden producirse por dos motivos. Por una parte, si se expulsa del ovario más de una yema, estas recorrerán su camino habitual hasta ser encapsuladas juntas dentro de la misma cáscara.
O bien puede ocurrir que una yema se haya quedado obstruida en el oviducto y que al bajar la siguiente, estas bajen conjuntamente hasta formar por completo el huevo, obteniendo así un huevo con más de una yema.
Este fenómeno suele ocurrir a causa de problemas hormonales que son más frecuentes en gallinas jóvenes o bien en gallinas viejas que están llegando al final de su ciclo reproductivo.
Y aunque el índice de mortalidad de embriones que comparten huevo es muy alto, puede darse la situación en que ambos lleguen a sobrevivir, naciendo así, dos polluelos del mismo huevo.
Los huevos dobles son totalmente seguros para el consumo humano y no suponen ningún riesgo para nuestra salud. De hecho, tienen niveles más altos de vitamina A y colina, un nutriente esencial.
Tradicionalmente, los huevos con dos yemas han estado envueltos en distintas supersticiones. La más común era la creencia de que este hecho puntual trae buena suerte; pero además, se llegó a relacionar el hecho de encontrar una yema doble con hechos tan dispares como bodas próximas o el nacimiento de gemelos.
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