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Consejos para conservar la rúcula y la albahaca en invierno sin que el frío queme sus hojas

Tips para preservar plantas de estas hojas verdes en tu casa o los paquetes que comprás en la verdulería.

La rúcula y la albahaca son hierbas aromáticas que aportan frescura y sabor a numerosos platos. Sin embargo, el invierno puede representar un desafío para mantenerlas en buen estado, ya que las bajas temperaturas y las heladas pueden quemar sus hojas.

Hay algunos cuidados básicos para evitar que eso suceda.

Primero, es fundamental elegir el lugar adecuado para cultivarlas. Las plantas deben estar en un lugar donde reciban suficiente luz solar, pero protegidas de los vientos fríos. Colocarlas cerca de una pared que reciba sol o en un invernadero puede ser una excelente opción.

Si se cultivan en macetas, trasladarlas al interior durante los días más fríos permitirá mantenerlas a salvo de las heladas nocturnas.

Otro aspecto crucial es el riego. En invierno, la frecuencia de riego debe reducirse, ya que el exceso de agua puede generar enfermedades en las raíces debido a la menor evaporación.

Es preferible regarlas por la mañana para que el agua tenga tiempo de evaporarse y no quede retenida en el sustrato durante la noche. Además, se recomienda evitar mojar las hojas para prevenir la aparición de hongos.

Para quienes cultivan estas hierbas en el jardín, una solución práctica es cubrirlas con mantas térmicas o telas antiheladas durante las noches más frías.

En caso de no contar con estos materiales, utilizar botellas de plástico cortadas a modo de campanas protectoras puede ser una alternativa eficaz.

Además del cuidado de las plantas, es importante saber cómo preservar la rúcula y la albahaca compradas en la verdulería.

Para conservarlas frescas por más tiempo, conviene envolverlas en papel absorbente ligeramente húmedo y luego guardarlas en una bolsa de plástico perforada dentro del cajón de verduras de la heladera. De esta manera, se mantiene la humedad necesaria sin que se acumule exceso de agua. Esto evita que las hojas se marchiten o se quemen.

Otra opción para preservar la albahaca es congelarla. Para ello, se deben lavar y secar bien las hojas, colocándolas luego en una bandeja para congelar. Una vez congeladas, pueden almacenarse en bolsas herméticas. Este método permite conservar el sabor y el aroma, aunque la textura de las hojas puede alterarse.

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