El repollo es un vegetal económico que se encuentra en su mejor momento en Argentina durante los meses de otoño e invierno. En esta temporada, los mercados y verdulerías ofrecen ejemplares frescos, crujientes y con precios más accesibles, ideales para preparar ensaladas, salteados y guisos.
Sin embargo, al tratarse de una verdura de hojas compactas y con pliegues, es fundamental lavarlo correctamente para eliminar restos de tierra, pesticidas y posibles bacterias que pueden generar intoxicaciones alimentarias.
Para limpiarlo en profundidad, primero hay que retirar las hojas exteriores, que suelen estar más sucias o dañadas. Luego, se recomienda cortar el repollo en cuartos o en tiras, dependiendo de cómo se vaya a utilizar.
Sumergirlo en un bowl con agua fría y un chorrito de vinagre o jugo de limón durante unos 10 minutos ayuda a eliminar residuos y microorganismos. Finalmente, se debe enjuagar bajo el chorro de agua corriente y escurrir bien antes de usar.
Si se busca una limpieza aún más efectiva, especialmente cuando se va a consumir en crudo, también se puede usar una solución de agua con bicarbonato de sodio, dejando reposar el repollo por unos minutos antes de enjuagar. Con estos simples pasos, se garantiza un consumo seguro y sin riesgos.
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