Villa Urquiza se consolidó a principios del siglo XX como un barrio residencial de casas bajas y espíritu familiar, impulsado por la llegada del tranvía y el ferrocarril que lo conectaron con el resto de la ciudad.
Su crecimiento estuvo marcado por la inmigración italiana y española, que dejaron huella en sus clubes, cafés de esquina y en la vida social de sus veredas arboladas.
Ubicado en el límite con los barrios de Saavedra, Coghlan, Belgrano, Villa Ortúzar, Parque Chas, y Villa Pueyrredón, supo mantener su impronta de barrio tranquilo, con plazas que funcionan como punto de encuentro y una fuerte identidad vecinal.
Su nombre se debe al general Justo José de Urquiza, presidente de la Confederación Argentina entre 1854 y 1860, y su historia se ve cruzada por el deporte, la música y el pulso cotidiano de quienes lo habitan.
Desde lo gastronómico, Villa Urquiza es un barrio donde todavía se pueden encontrar mesas familiares con milanesas XL, heladerías de toda la vida y parrillas que nunca fallan, al mismo tiempo que surgen espacios de autor que apuestan por lo creativo y lo estacional.
Este recorrido, siempre caprichoso, busca mostrar ese espíritu diverso y auténtico de Villa Urquiza, con propuestas para todos los gustos y la esencia de un barrio que, sin dejar de ser barrio, se convirtió en un punto gastronómico para descubrir.
Un rincón cálido del barrio donde la panadería artesanal -con panes de masa madre, croissants y tortas- se combina con café de especialidad colombiano y una propuesta versátil que va de desayunos y almuerzos a brunchs de fin de semana. Imperdible el tostón de queso azul, lomito, paté de hongos, chutney de peras y frutos secos. Bucarelli 2460.
Arde combina la estética neoyorquina con el espíritu del bodegón porteño, con un ambiente moderno y cálido en el corazón del barrio. Su propuesta gira en torno a la parrilla, las milanesas y platos caseros con impronta bien argentina, siempre acompañados por vinos y postres clásicos. Dr. Pedro I. Rivera 4999.
El bodegón emblemático de Urquiza, un bar notable donde conviven historia, cultura y platos porteños generosos servidos con la calidez de mozos de oficio. Entre sus imperdibles, el bife de chorizo para compartir y los ñoquis con estofado resumen a la perfección el espíritu del lugar. Av. Triunvirato 4801.
Rincón perfecto para empezar a disfrutar de los días al aire libre que se vienen ene su terraza, con el brunch como principal atractivo de la carta. Además, la propuesta funciona para cualquier horario, con platos simples, muy bien ejecutados. Holmberg 2276.
Muy buenas medialunas, laminados y otras piezas de pastelería, con una veredita ideal para esta Primavera. Café de especialidad y una carta bien variada, con fuerte presencia de opciones veggie y plant based. Andonaegui 2052.
Una joya escondida en el barrio para los amantes de la comida tradicional japonesa, además de algunos platos fusión. Porciones abundantes y buena relación precio calidad, además de productos muy frescos. Vale la pena probar. Blanco Encalada 4967.
ENSŌ es otro rincón japonés en el barrio donde la técnica y la mística se encuentran en cada bowl, con ramen, katsudon y kare rice preparados a la vista de manera artesanal. Con la filosofía zen como guía, el chef Jota Nohara propone una cocina que interpreta Japón desde lo local, en un espacio más bien íntimo pensado para la pausa y la contemplación. Holmberg 2248.
Lovetro trajo a Villa Urquiza el auténtico estilo neoyorquino con pizzas de masa fina y gran diámetro, servidas enteras o por porción al paso, como en las icónicas pizzerías de Nueva York. Su pepperoni es la estrella, aunque también brillan combinaciones como la Italy o la Chicken Ranch con salsa casera. Mendoza 5894.
Si las pizzas modernas no son lo tuyo, acá tenés una de esas pizzerías tradicionales que jamás fallan. Uno de los locales incluidos por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entre las pizzerías emblemáticas porteñas. La Pampa 5201.
El Gato de Chapa es de las nuevas joyas del barrio, donde el pastelero Rafael Cappello combina técnica y creatividad en cookies, tortas y pastelería con sello propio, además de opciones saladas como el avocado toast o el scon de calabaza con queso azul. Av Alvarez Thomas 2699.
Fornole es una pizzería estilo napolitano que combina raíces italianas con creatividad porteña, ofreciendo desde clásicas con jamón y morrón hasta versiones de autor como la Diego Maradona con crudo y rúcula o la pizza frita. Con masa madre fermentada y horno a más de 400 grados, cada pizza sale aireada, crocante y cargada de historia familiar. Holmberg 2323.
Geppetto Bar llegó a Urquiza con el mismo espíritu bodegonero que su precursor en Villa Devoto, pero con algunos giros: milanesas épicas, pastel de papa y ñoquis conviven con pollo tikka masala y empanadas quinoa y gírgolas. Acompañado de cervezas artesanales y vinos seleccionados. Dr. Pedro I. Rivera 5799.
Impronta italiana tradicional sin grandes modernidades, muy efectiva para cenas familiares de grupos de amigos, con platos abundantes y especialidad de moluscos y mariscos. Ranas y caracoles, opciones que suele ofrecer la carta. Pedro I. Rivera 5308.
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