Pequeños, brillantes y con un punto justo entre dulce y ácido, los arándanos anuncian su mejor momento del año. Entre septiembre y diciembre se da su pico de producción en la Argentina, alcanzando su punto máximo en la segunda quincena de octubre. Una temporada corta que vale la pena aprovechar porque los frutos llegan frescos, firmes y con todo su potencial antioxidante intacto.
En nuestro país se cultivan principalmente en el NEA (Entre Ríos, Corrientes y Misiones), el NOA (Tucumán, Salta y Catamarca) y Buenos Aires, tres regiones que concentran más de un 90% de la producción nacional.
Tucumán es la gran protagonista: su clima templado y la amplitud térmica del norte aseguran frutos de alta calidad, que además se exportan a destinos como Estados Unidos y Europa. Pero cada vez más productores locales apuestan por el consumo interno, lo que permite encontrarlos fácilmente en verdulerías y ferias porteñas.
A la hora de elegirlos, conviene prestar atención al color (debe ser azul intenso con un halo blanquecino, nunca opaco, el cual se llama pruina y es un conservante natural de la fruta) y a la textura: los buenos arándanos son firmes al tacto y no presentan arrugas ni humedad en el envase.
Se conservan en heladera, dentro de un recipiente abierto o con ventilación, y se mantienen frescos hasta una semana. Si se congelan, se pueden usar todo el año sin perder sabor ni propiedades.
Ricos en antioxidantes, fibra y vitamina C, los arándanos ayudan a fortalecer el sistema inmune y cuidar la salud cardiovascular. Además, son muy buenos para prevenir enfermedades relacionadas con el tracto urinario y enfermedades de la vista.
Su versatilidad los vuelve ideales tanto para recetas dulces como saladas. En el desayuno, suman frescura a yogures, granolas y panqueques. En postres, realzan tortas, muffins o cheesecakes. Y en platos salados, aportan un contraste interesante en ensaladas con hojas verdes, queso azul o frutos secos. También se pueden cocinar en compotas, salsas o chutneys, acompañando carnes de cerdo, pato o cordero.
Y para aprovechar los arándanos en su mejor momento, nada como una torta fresca y fácil de hacer. Acá va una versión sin horno, ideal para los días de calor y perfecta para lucir todo el sabor de esta fruta de estación.
Ingredientes
#. 200 g de galletitas de vainilla.
#. 150 g de manteca.
#. 14 g de gelatina sin sabor.
#. 300 cc de crema de leche.
#. 350 g de mermelada de arándanos.
#. 2 cajitas de arándanos frescos.
Procedimiento
#. Procesar las galletitas y mezclar con la manteca derretida.
#: Forrar un molde desmontable en film o acetato y disponer la base de la torta.
#. En un bowl, batir la crema a punto chantilly y mezclar junto con la mermelada de arándanos, y la gelatina hidratada (durante 30 segundos y luego colocada 15 segundos en el microondas).
#. Rellenar el molde dentro del acetato y llevar a frío hasta que la gelatina solidifique.
#. Retirar del frío, terminar con mermelada o salsa de arándanos y arándanos frescos por encima.
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