La Charlotte (o Carlota) es una torta clásica que alguna vez reinó en las confiterías argentinas y hoy es casi imposible conseguir. Con su estética retro y su sabor contundente, sigue siendo una muestra perfecta de esa pastelería que se hacía sin apuro, con capas, texturas y cierta pompa francesa llevada al paladar argentino.
Su origen se remonta a principios del siglo XIX y se le atribuye al célebre cocinero Marie-Antoine Carême, figura central de la gastronomía francesa. Lo creó como un homenaje a la reina Carlota de Inglaterra (de ahí su nombre), aunque en sus inicios era un postre caliente, más cercano a una compota con pan.
Con el tiempo, la receta evolucionó hacia la versión fría y elegante que conocemos hoy: un molde tapizado con vainillas, relleno de una crema aireada -generalmente bavaroise, mousseline o chantilly- y coronado con frutas frescas o almíbar.
En Argentina, la Charlotte fue adoptada con entusiasmo por la cocina de restaurante de mediados del siglo XX y se volvió un infaltable en las confiterías más tradicionales.
Sin embargo, igual que ocurrió con la sopa inglesa, la copa Melba y otras glorias de la vieja guardia pastelera, su presencia se fue diluyendo con las décadas. Hoy aparece de manera casi furtiva, como un lujo nostálgico para quienes la recuerdan de cuando las vitrinas refrigeradas mostraban postres caseros, altos y generosos.
La versión porteña suele respetar esa estructura clásica: vainillas humedecidas con almíbar o algún licor suave, crema espesa y frutas que aporten frescura (frutillas, duraznos o una mezcla de estación). Al desmoldarse, mantiene ese look de torta cilíndrica e impecable que tanto seduce.
Una aclaración para los desprevenidos: la torta Charlotte no debe confundirse con la salsa de chocolate que lleva el mismo nombre, espesa y brillante que suele utilizarse para acompañar helados. Se elabora a partir de chocolate, leche, azúcar y, en algunas versiones, un toque de manteca para darle suavidad.
Aunque comparten el nombre, no tienen nada que ver entre sí: uno es un postre frío armado por capas, y la otra, una salsa caliente que funciona como baño.
Ingredientes
2 claras de huevo.
225 g de azúcar.
400 g de crema.
450 g de pulpa de frutos rojos.
Almíbar: 100 cc de agua y 100 g de azúcar.
Una masa pionono.
17 vainillas.
Crema batida y frutos rojos para terminar.
Procedimiento
#. Batir dos claras de huevo con azúcar. Reservar.
#. En un bowl, poner la crema, 100 g de azúcar y la pulpa de frutos rojos. Mezclar.
#. Sumar las claras batidas a esta preparación. Reservar.
#. En una olla preparar el almíbar con 100 cc de agua y 100 g de azúcar.
#. Forrar un molde con forma de disco con papel film.
#. En una placa, colocar masa de pionono como base del disco.
#. Pintar esa base con el almíbar.
#. Cubrir los lados del molde con las vainillas.
#. Volcar la preparación en el centro y llevar a heladera.
#. Decorar con crema chantilly, frutos rojos y hojas de menta.
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