Estancia Vigil, el proyecto que pone a Mendoza cada vez más cerca de Buenos Aires

El nuevo restaurante de Alejandro Vigil incluye un mercado, vinoteca, una pequeña bodega y viñedos propios en Cardales, a 60 kilómetros de la ciudad.

Después de la apertura del Mercado de Estancia Vigil en diciembre de 2024, el proyecto de Alejandro Vigil en Cardales acaba de dar el siguiente paso: ya funciona su restaurante de cocina de terroir, con Diego Irato al mando de los fuegos.

A sólo una hora de la ciudad de Buenos Aires, sobre la Ruta 9 a la altura del kilómetro 60, el enólogo vuelve tangible esa idea que viene repitiendo hace años: traer un pedacito de Mendoza a la pampa bonaerense.

Estancia Vigil no es sólo un restaurante. Es un multiespacio enoturístico con mercado, vinoteca, pequeña bodega, salones para eventos y viñedos propios, pensado como una extensión de Casa Vigil pero con identidad porteña-campera.

En 2024 se encendió primero el Mercado, un almacén de campo con cafetería donde se venden productos del Universo Vigil -conservas de Proyecto Labrar, aceites de oliva, quesos, embutidos y vinos premiados- y se sirven desayunos, almuerzos, meriendas y tapeos para acompañar por copa. 

La apertura del restaurante marca la maduración de esa primera etapa. “Hoy se abrió una puerta que hace años empujábamos con el corazón”, escribió Vigil al anunciar que Estancia Vigil “ya late al 100%, como una casa que por fin respira hondo y dice: estoy viva”.

La sensación es esa: que el terruño mendocino se corrió unos kilómetros hacia el este y hoy se percibe en los senderos de ripio, en las hileras de viñas jóvenes, en el olor a leña y en la presencia omnipresente del vino.

La propuesta gastronómica se organiza en distintos espacios. El Mercado mantiene la carta de tapeos, con bocados pensados para compartir, quesos, charcutería y platos simples que dialogan directamente con la copa.

Más allá, el restaurante despliega dos salones: Gualtallary, un comedor cálido con amplia barra de degustación, y Valle de Uco, donde el protagonismo lo tienen los productos de estación, los hornos de barro y los fuegos a la vista. 

La cocina de Estancia Vigil

En la cocina, la mano de Irato termina de atar todas las puntas. Con décadas de experiencia en hotelería de lujo y trayectoria en casas como el Sofitel La Reserva Cardales, el Hotel Meliá Buenos Aires y el Pullman Rosario, el chef trae su mirada precisa sobre el producto y una base sólida de alta cocina francesa, sumada a un fuerte perfil pastelero.

Esa combinación se traduce en platos de técnica cuidada pero sabor directo, donde las carnes asadas, los vegetales de estación y los fondos bien trabajados conviven con postres detallistas y golosos

La cocina se define como “de terroir”: prioriza ingredientes de productores cercanos, respeta la temporalidad y busca que cada preparación tenga un anclaje geográfico claro, ya sea en los paisajes mendocinos que inspiran el proyecto o en la campiña bonaerense que lo rodea.

En las copas, la selección recorre desde los íconos de Casa Vigil y los vinos de la bodega de Estancia Vigil hasta etiquetas de otras regiones argentinas y algunas joyitas del mundo, en una carta que funciona casi como mapa líquido de las obsesiones de su creador. 

Las cenas se plantean en formato de experiencia: cupos limitados, servicio atento y tiempos pensados para que el maridaje tenga sentido, más cerca de una visita a bodega que de una salida convencional a comer.

De día, el paseo puede empezar en el Mercado -con tapeos, algo dulce y compras para llevar- y continuar con una visita a los viñedos y a la pequeña bodega, donde se elaboran vinos en huevos de cemento y barricas a la vista de los visitantes.

La forma de estos tanques permite una fermentación más uniforme y cuidadosa, resaltando la pureza y expresión de cada vino.

“Esto no es un local: es una locura hermosa que se cocina despacio”, dice Vigil. Y la frase condensa bien el espíritu de Estancia Vigil en Cardales: más que un restaurante recién inaugurado, es una casa nueva para el universo mendocino del enólogo, donde vino, fuego y paisaje se conjugan para que, por unas horas, Mendoza parezca quedar mucho más cerca de Buenos Aires.


Author: Martina

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