¿No te pasa que, cuando comés con tus amigos, al final de la comida sentís que el postre estuvo de más, o que no hacía falta repetir otra porción? Aunque te parezca mentira, la ciencia ya demostró que nuestras decisiones en materia de alimentación (qué y cuánto comemos) están directamente influenciadas por la compañía que tenemos en la mesa.
Estudios realizados por psicólogos especializados confirmaron que tendemos a comer más cuando estamos acompañados por amigos o parientes que estando solos. Esto se conoce como “facilitación social” y está en relación con la duración de las comidas (mayor al estar en grupo), lo que hace que comamos más.
Esto hace que, cuando no tenemos con quien compartir una comida, en general no estamos dispuestos a preparar platos más elaborados y ricos, algo que sí sucede al recibir a amigos en casa.
Por otra parte, la mayor predisposición a ingerir alimentos en compañía tiene que ver con el placer de compartir un momento con amigos. Los expertos llaman a esta situación “hipótesis festiva”, en la que nos relajamos y nos damos un permitido para comer sin culpa.
Además, los alimentos tienen mucho mejor gusto si nos encontramos acompañados por gente querida (como los amigos), algo que cambia radicalmente cuando se come con el jefe de la oficina o estás en una comida de negocios.
¿Sentís que comés más cuando estás con tus amigos?
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