No todos los días podés probar un aderezo inventado por un Premio Nobel. Y mucho menos si ese galardonado es argentino. Pero esta es la pequeña historia de la salsa golf, nuestro aporte a la cocina internacional, fruto de la genialidad y creatividad de Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química en 1970.
El origen de esta salsa está íntimamente relacionado con las vacaciones que el científico pasaba cada verano en Mar del Plata, cuando era joven. Habitué del Mar del Plata Golf Club, el futuro Premio Nobel era un fanático de los langostinos con mayonesa. Pero como suele suceder con las mentes brillantes, un día se cansó de repetir siempre el mismo plato.
Por lo visto, los langostinos no eran el problema, sino la mayonesa, que ya le parecía demasiado repetitiva. Por eso decidió pedirle, cierto día, al mozo que lo atendía, que le trajera todos los aderezos que tenían en el restaurant para empezar a experimentar con nuevos sabores.
Con un verdadero proceder científico, Leloir probó distintas combinaciones hasta que logró la fórmula que más le gustaba: mayonesa, kétchup, unas gotas de Tabasco y de cognac. Esa fue la versión original de la salsa Golf, hoy simplificada y conocida como una sencilla mezcla de mayonesa y kétchup, infaltable en las mesas donde se sirven platos fríos.
¿Te gusta la salsa golf?
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