La creatividad no tiene límites a la hora de inventar nombres y tendencias. Una de ellas es el batch cooking, que no es nada más que organización y optimización de los recursos aplicado al menú semanal. El término batch viene a significar partida, camada, montón, en clara alusión a la “cocina por cantidad”.
Actualmente son muchos quienes no disponen de tiempo durante la semana y dedican una media jornada, por lo general sábados o domingos, a hacer las compras, cocinar y freezar los platos que van a consumir durante los próximos días.
Más allá de que a muchos les parezca un calvario, son varios los que encuentran placentera esta rutina ya que se lo toman como un pasatiempo. No es que se haya inventado la pólvora, pero un poco de previsión y logística aplicada al menú semanal resulta de gran ayuda. Y es un hábito que cada vez goza de más aceptación.
¿Cómo y dónde nació este hábito? Si bien este sistema parece haberse descubierto ahora, la tendencia comenzó en los años ‘90 en California, cuando muchos estudiantes universitarios en sintonía con la tendencia a comer sano que había en la región, dedicaban un día del fin de semana a cocinar y congelar buena parte de los platos que iban a comer durante los próximos siete días.
De esa forma, no le quitaban tiempo al estudio y podían descongelar algo casero, confiable, hecho por ellos, y alimentarse con un golpe de horno. Y de paso ahorraban dinero y evitaban el trash food que inevitablemente lleva al sobrepeso a cualquier estudiante sedentario.
Es bueno saber que hay reglas básicas para llevar este sistema a buen puerto. Algunas de ellas son:
#1. Planificar los menús de la semana o quincena. Puntear uno o dos platos por día variando los ingredientes lo máximo posible (por ejemplo, un día pasta, otro carne roja, otro legumbres, otro pescado…).
#2. Planear la compra. Primero ver qué materias primas hay en la heladera y alacenas para luego planificar la compra. Al principio uno se puede equivocar, pero no hay que comprar ingredientes de más ni de menos.
#3. Tener verduras frescas lavadas, cortadas y debidamente fraccionadas. Estas servirán de plato principal, para armar ensaladas, o de guarnición.
#4. Cocinar por demás y freezar. Tiene sentido realizar una preparación abundante que se condiga con dos o tres porciones, para luego fraccionarla y congelarla.
#5. Tuppers. Antes que nada, conviene tener recipientes plásticos de distintos tamaños y óptima calidad, que tengan buen sistema de cierre y sean aptos para el microondas.
#6. Privilegiar los productos de temporada. Están en su mejor momento y son más baratos.
¿Habías escuchado hablar del “batch cooking”?
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