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Mantecol: historia del dulce griego que se transformó en golosina porteña

Conocé cómo llegó a convertirse en un clásico de los kioscos.

Es curiosa la historia de cómo un antiquísimo dulce griego se convirtió en una de las golosinas predilectas de los argentinos. En realidad, el halvá o chalwás, como se lo conoce en Salónica (norte de Grecia), es un postre que se elabora con un 50% de semillas de sésamo tostadas y molidas (tahine), y una mezcla caliente de glucosa y azúcar. Una vez frío y duro se transforma en una exquisitez que merece ser probada.

Juan Georgalos era un griego nacido en 1882 en Estambul, antigua Constantinopla (aunque se especula que también pudo haber nacido en Gyos). Era un hábil comerciante con visión de negocio que se dedicaba a la elaboración de panificados y la compra-venta de cereales. Su hijo Miguel, al igual que sucedió con muchos griegos, en 1921 fue expulsado de Estambul por una disposición del gobierno turco, y se fue a vivir con unos parientes que estaban establecidos en Polonia. Estos parientes se dedicaban a la fabricación del halvá, que vendían localmente, y fue allí donde Miguel Georgalos aprendió los secretos del dulce.

Años después, el hombre intuyó la amenaza que se cernía sobre Polonia y, previo a la II Guerra Mundial, emigró a la Argentina con la receta y el know how del halvá bajo el brazo. Aquí armó en 1939 su primera fábrica, en el barrio de Floresta, e introdujo variaciones a la preparación original a fin de adaptarlo al paladar local. Y, como nombre le puso Mantecol, porque lo dio de probar a una señora que le dijo “que parecía manteca”.

El producto fue un éxito, aunque no fue sólo por las virtudes culinarias y calóricas del dulce. Georgalos fue un pionero en la publicidad del producto, ya que se apalancó en el talento de los dibujos animados de García Ferré, además de una innovadora campaña que realizó en los colegios. Luego de años de éxito comercial, la marca se vendió en 2001 al grupo Cadbury Schweppes, que también introdujo cambios en la fórmula. Sin embargo, las barritas de Mantecol se siguen viendo en la mayoría de los kioscos porteños, aunque pocos conocen el origen del producto.

¿Conocías la historia del Mantecol?

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