Con tan solo 27 años, Marc Almert fue elegido como el mejor sommelier del mundo, un título que se otorga cada 3 años en el certamen organizado por la Association de la Sommellerie Internationale (ASI).
Pero si ya llama la atención la juventud de este alemán que se convirtió en el 16° sommelier en obtener tamaña distinción, lo más curioso del caso es que hace una década atrás, Almert “detestaba” el vino.
“Mis padres siempre trataban de convencerme que probara los vinos en casa cuando ya tenía edad para ello, hacia los 16-17 años, y siempre me negué. Para mí, el vino era asqueroso y no tenía buen gusto. Tampoco quería beber con mis amigos del colegio. Me parecían asquerosas la cerveza y las bebidas alcohólicas”, cuenta el joven sommelier del restaurant Pavillon, con dos estrellas Michelin, ubicado en Zurich, Suiza.
Diez años más tarde, este adolescente que se declaraba odiado de los alcoholes, se convirtió en el mejor sommelier de todos. Para ello, el reciente ganador reconoció que hace falta una voluntad inquebrantable para llegar a la perfección.
“No hay secretos. Hay que sumergirse en los libros, completar las fichas, y realmente, aprender y profundizar. Y eso toma mucho tiempo”, agrega. Sin embargo, aparte del conocimiento, para ganar el torneo, hizo falta superar situaciones inesperadas que se van presentando a lo largo del certamen: “Para mí estaba claro que no tenía ninguna chance de ganar, porque al lado mío había excelentes colegas, por eso estaba tan tranquilo, no tenía ninguna presión”.
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