El membrillo es una de las maravillas gastronómicas y, si bien sus mejores exponentes se dan al promediar el otoño, es una fruta que si se compra verde puede aguantar en la heladera por más de dos meses.
Debido a su dureza, no se puede comer crudo, pero es tan versátil que se emplea en compotas, conservas, como guarnición en la cocina y, sobre todo, en el exquisito dulce que se prepara simplemente cociendo pulpa de membrillo con igual cantidad de azúcar.
Es un fruto carnoso, de color amarillo y dorado brillante cuando está maduro, y de color verde cuando está inmaduro. El término membrillo proviene del griego “cydon” y de ahí su nombre científico: Cydonia oblongan. De hecho, los griegos lo tenían en tanta estima que los consagraron a Afrodita, la diosa del amor.
Pero además de ser sabroso, tiene numerosas virtudes medicinales. Cuenta la investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) María Andrea Montagnari, que el membrillo “se caracteriza por su elevado contenido en pectina (fibra soluble) y taninos (astringentes) que, combinados, normalizan la función intestinal, tanto en el estreñimiento como en la diarrea. Tienen propiedades antiinflamatorias, aliviando la irritación de la pared gastrointestinal, regulan la función de la vesícula biliar y favorece la eliminación de ácido úrico”, lo que demuestra el poder de esta extraordinaria fruta.
¿Dónde están los mejores membrillares? San Juan es una de las provincias con la producción de membrillos más significativa de Argentina, al igual que Catamarca. Es que este tipo de árboles se dan bien en los valles intermontanos. ¿Y qué se debe considerar a la hora de elegirlos? Que tengan la piel amarilla y sin magulladuras (si las tienen es que están maduros y hay que consumirlos de inmediato).
En Buenos Aires se puede comer en numerosos restaurantes, pero vale la pena probar el membrillo que hacen en Dambleé Brasserie, donde Gustavo Cano utiliza una receta de la familia de su mujer, oriunda de Salta. Esa carne de membrillo turgente, acompañada de los quesos de cabra que hace Mauricio Couly, resultan una combinación formidable. Y no está demás recordar que, con el dulce de membrillo, se hace el postre vigilante, una clásica combinación porteña hecha a base de dulce de batata o membrillo y queso fresco.
¿Te gusta el membrillo?
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