El 6 de marzo de 1930 marcó un hito para la historia de la comida congelada. Es día, una tienda de la ciudad de Springfield, Massachusetts, Estados Unidos, se lanzó a ofrecer un producto realmente revolucionario: alimentos congelados. Hoy, no parece nada especial ir en el supermercado hasta la sección de congelados, pero hace 90 años atrás, era una verdadera apuesta audaz.
Quien se animó a probar suerte con este negocio era la tienda Davidson’s Market and Bakery, cuando se propuso sacar a la venta hasta 27 tipos distintos de productos congelados, desde pescado, carne, mariscos, frutas y vegetales.
El creador de este proceso fue el estadounidense Clarence Frank Birdseye II, quien ideó las técnicas de congelamiento viviendo un tiempo en 1915 con los esquimales, de quienes aprendió a guardar el pescado bajo gruesas capas de hielo para luego descongelarlo y cocinarlo como si hubiese sido capturado el día anterior.
El secreto está en la congelación rápida a muy bajas temperaturas, lo que produce cristales de hielo más pequeños, dañando mucho menos los tejidos de los alimentos, permitiendo conservar su textura y aspecto originales.
Recién en 1928, Birdseye logró desarrollar la tecnología para congelar alimentos que poco tiempo después dio inicio a la industria de los productos congelados, justo cuando en Estados Unidos se ponían de moda las heladeras con refrigerador. La idea de este genial inventor fue finalmente comprada por el banco Goldman Sachs en 22 millones de dólares, que representarían 333 millones al valor actual.
¿Sos de comprar productos congelados?
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