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Pedro Chicote, el gran barman latino

Historia de una leyenda de los cocktails.

La cocina tiene sus ídolos, desde Taillevent hasta Ferrán Adrià, pasando por Auguste Escoffier y Massimo Bottura. Lo mismo la pastelería, con figuras de bronce de la talla de Louis-Ernest Laudurée o Pierre Hermé.

Pero… ¿y la barra? Los bares también contaron con grandes protagonistas, quizás con un perfil no tan alto como el que lograron los cocineros, pero no por ello menos meritorio.

Y uno de los más importantes de la historia de la coctelería es Pedro Chicote, el gran barman (no bartender, ya que en su época ese término no se usaba) nacido en Madrid y acreedor de una historia singular. Nació en 1899, pero al igual que el gran Antonin Carême, tuvo una infancia muy dura ya que quedó huérfano de padre a los 8 años y tuvo que salir a “llenar el puchero”. Se levantaba a las cinco de la mañana para trabajar en el mercado de Mostenses, donde servía café, té y anís, y después iba a la escuela.

Los años pasaron y Perico, como le decían los amigos, se desempeñó como camarero y después barman en los bares del Ritz y posteriormente del Savoy. Luego de hacer experiencia en el bar Pidoux, dio un salto de fe e inauguró su propio local, sobre la Gran Vía, al que llamó Bar Chicote, y posteriormente pasó a llamarse Museo Chicote.

¿Por qué museo? Porque Perico logró una colección de botellas, principalmente destilados, de 27.000 ejemplares. Parece ser que la idea se le disparó cuando, siendo muy joven, el embajador de Brasil le regaló una botella de cachaça. Además, el hombre acompañaba al Real Madrid en sus viajes (Alfredo Di Stéfano era habitué), lo que le permitía hacerse de piezas exóticas.

Durante la España de Franco, la noche en Madrid estaba muy restringida y eran pocos los lugares donde se trasnochaba. Pero como Chicote tenía buena relación con el régimen, su bar-museo era una de las excepciones en materia de diversión nocturna. Figuras como Ernest Hemingway, Soraya de Irán, José Ortega y Gasset, Rainiero de Mónaco, Ava Gardner, Frank Sinatra y John Wayne dejaron su huella en la barra de Chicote.

A pesar de que era todo un caballero, se sabía que tenía muchas amigas y amantes, pero fue muy discreto con su vida privada. Nunca se casó. Se rumorea que después de la posguerra, la penicilina era escasa en España, y uno de los puntos donde se traficaba el producto, tan necesario para salvar vidas, era el bar de Perico, aunque no hay pruebas fehacientes al respecto.

Pedro Chicote murió en 1977, y su sobrino se hizo cargo tanto del bar como de la colección. Esta última fue comprada por el fundador de Rumasa, José María Ruiz Mateos, cuya quiebra fue un escándalo de proporción internacional. Después salió a subasta y se le perdió el rastro a la misma.

¿Habías escuchado hablar de Pedro Chicote?

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