Se llama Amandine Chaignot y es una cocinera parisina que, frente a la necesidad de tener que cerrar su restaurant por la cuarentena obligatoria en Francia, prefirió reconvertir su negocio para poder seguir atendiendo a sus clientes.
El establecimiento se llama Pouliche y se encuentra en el barrio 10° de la capital francesa. Y lo que decidió hacer esta cocinera fue sacar las mesas y las sillas de su bistrot y reemplazarlas por cajas de frutas y vegetales y algunos productos envasados para convertir su restaurant en un minimercado.
La chef también aprovechó su espacio para ayudar a pequeños productores a distribuir sus productos frescos. “Hablé por teléfono con uno que estaba a punto de llorar, tenía más de una tonelada de espárragos que no podía cosechar por falta de lugar donde venderlos. Quise ayudar a esos pequeños agricultores convirtiéndome en su punto de venta”, explicó.
Por otra parte, su iniciativa permitió ofrecer otro negocio a sus vecinos donde abastecerse. “Como consumidora, me pareció que había pocas tiendas de productos premium abiertas. Quise hacer mi aporte a la comunidad en ese sentido”, agregó.
Por supuesto, las reglas del coronavirus son respetadas estrictamente: “Una persona por vez dentro del local, hay que conservar la distancia, solo tarjeta y soy la única que toca la mercadería”.
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