



Se llama J. La Torre y se encuentra en Alicante, un balneario turístico del sudeste de España. Para asegurar a sus clientes que los riesgos de contagio son mínimos, decidió instalar luz ultravioleta y agua de ozono como manera de eliminar todos posible rastro del coronavirus.
Cuando se llega al restaurant, todos los comensales tienen que atravesar un túnel donde son rociados con agua de ozono y expuestos a la luz ultravioleta para matar virus y bacterias.
“A los clientes y a los empleados les genera mucha seguridad”, afirma Alejandro, el propietario del establecimiento. Además, todos tienen que limpiarse las manos con alcohol en gel antes de ingresar.
Y lo mismo sucede cuando se va al baño: a la salida de cada comensal, automáticamente el interior es desinfectado con luz ultravioleta.
En cuanto a la espera, el restaurant instaló un sistema de localizadores para los clientes que aguardan mesa. “Nos permite no generar cola a la entrada y reducir así los riesgos”, indica el dueño. “Pueden estar en la playa y, cuando se queda libre la mesa, el localizador les avisa”, agrega.
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