Afortunadamente para los amigos de lo ajeno, en la Argentina los quesos se estacionan poco, porque de lo contrario no sería raro que, gracias al olfato, los guardias de seguridad de los supermercados atrapen a más de un pícaro ocultado queso hurtado. Es que un reciente estudio realizado en los Estados Unidos acerca de cuáles son los alimentos más robados puso al queso en lo más alto del podio.
Así es, porque según una consultora llamada Global Retail Theft Barometer y Checkpoint Systems, el queso y la carne cruda se roban a una tasa mucho más elevada que otros alimentos. Las razones del fenómenos son claras e incluyen la alta demanda del producto, sumado a la sencilla eliminación de los códigos de seguridad por parte de ladrones (cuando los hay), además del pequeño formato propio del queso; todo esto hace que sea un artículo tentador y fácil de ocultar.
El criminólogo Ron Clarke creó una categoría llamada Craved, acrónimo inglés que se corresponde a objetos “ocultables, extraíbles, disponibles, valiosos, deseables y desechables”, que incluyen desde hojas de afeitar hasta botellas de bebidas espirituosas.
“El queso de supermercado rara vez recibe la misma protección”, afirma Lorraine Gamman, directora del Centro de Investigación de Diseño Contra el Delito. Ella sostiene que el queso se ajusta al perfectamente al acrónimo en cuestión ya que el producto goza de gran aceptación, es fácil de ocultar y está guardado en heladeras en lugar de en estantes, en los que por lo general hay una mayor vigilancia.
¿Conocías esta particularidad el queso?
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