Si tu próximo objetivo en la cocina es lograr que tus niñxs incorporen el hábito de comer saludablemente pero aún no lo lográs, ¡a no desesperar! Es un mito que a los más pequeños no les gustan las verduras y frutas y quien cree firmemente en ello es la cocinera, y mamá de Emilia (3), Valeria Erlich.
Junto a su socia Deborah Maniowicz, crearon Baby Foody, un emprendimiento de comida congelada sana, casera, libres de agrotóxicos y conservantes y sin sal agregada que busca acercar una solución rica y saludable para mamás y papás ocupadísimos. Además, a través de su cuenta en Instagram @somosbabyfoodie , dan tips, ideas originales e información para padres en busca de una mejor alimentación para los chicos.
“Buscamos que los chicos conozcan distintas texturas, sabores y se animen a probar todos los alimentos”, asegura Valeria, quien apuesta a la creatividad y a crear experiencias lúdicas para que los niñxs tengan una dieta balanceada y rica en nutrientes.
Como dijo Einstein, “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, así que aquí van 5 consejos de esta experta en pequeños paladares:
#1. Tener frutas y verduras siempre a su altura y alcance para que ellos mismos puedan abastecerse directamente del cajón de las frutas y verduras o la heladera. Bowls con tomates cherry listos para comer, bananas, mandarinas, pepinos, zanahorias: verduras que sean fáciles de resolver, que sean un snack rápido, fácil y divertido y que no requieran ninguna preparación.
#2. A veces cuesta que las niñas y los niños coman verduras, pero podemos intentar hacer de este momento cotidiano una experiencia lúdica: usar verduras y frutas de diferentes colores y darles formas divertidas a la comida. Apelar a la creatividad para que sea una experiencia disfrutable para ellos.
#3. Para mí la clave es directamente no tener ultraprocesados en la alacena, que no sea algo que esté tan al alcance. Que lo cotidiano sean los vegetales, las frutas y los cereales. Pero, si hay cierta marca de galletitas ultraprocesadas que les gusta mucho, enseñarles que de vez en cuando podemos darnos un gusto e ir con ellos a buscarlo el día que quieran comerlo para que sepan de dónde viene.
#4. Si un día te piden comer algo dulce, y tenés tiempo, es mejor que lo cocinemos en casa: de esta forma, aunque tenga un poco de azúcar y un poco de manteca, sabemos qué tiene exactamente. Siempre es mejor lo casero. Las galletitas ultraprocesadas tienen jarabe de maíz, almidón, y un montón de ingredientes en sus etiquetas que no conocemos y no sabemos de dónde vienen.
#5. Así como a cualquier adulto le da felicidad seguir una receta y lograr un plato, a los niños también les gusta la sensación de comer algo que ellos mismos cocinaron. Se van a ensuciar un poco, quizás se genera un poco más de lío en la cocina, pero a armarse de paciencia: hacerlos parte del proceso de crear un plato de comida es una excelente forma de que entiendan de dónde vienen los alimentos, aprender los nombres de las frutas y verduras y demás ingredientes y saber qué les gusta y qué no.
¿Cuáles son tus estrategias para que los más chiquitos de la familia coman más saludablemente? ¡Contanos!
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