Lipton, el nombre del té: la historia poco conocida del emprendedor que popularizó la infusión

Esta es la increíble historia de uno de un pionero que transformó la industria de la alimentación.

¿A quién le debés el hecho de tomar una taza de té en saquito, un ritual cotidiano que pasa desapercibido? Seguro que a Thomas Lipton, un audaz emprendedor nacido en 1850 en una familia irlandesa con pocos recursos afincada en Glasgow. Y en Cucinare te contamos la historia, que en verdad es apasionante.

Como muchos jóvenes ambiciosos, a la edad de 16 años, Thomas se hizo grumete y navegó a los Estados Unidos, donde tuvo una serie de trabajos antes de regresar a Escocia para ayudar a sus padres a administrar el almacén familiar. En el negocio de alimentos se sintió como un pato en el agua, y el almacén pronto se convirtió en una cadena, con sucursales en todo Glasgow.

Uno de los productos que vendía a sus clientes era el té, cuyo consumo se estaba poniendo de moda en el Reino Unido. No pasó mucho tiempo antes de que descubriera el enorme potencial del rubro, motivo que lo llevó a comprar sus primeras granjas de té en Ceilán (ahora Sri Lanka), operatoria que reorganizó. Es que hasta ese momento la calidad de té que llegaban a Occidente era muy dispares, y Lipton quería ofrecer un producto que estuviera estandarizado, que fuera parejo y accesible.

Es que lo que diferenciaba al empresario era que, en una época en la que el té era un lujo raro y caro, creía que cualquier persona, de cualquier clase, debería poder disfrutar de una taza de té.

Entre otras cosas, Lipton introdujo un innovador sistema de teleférico para hacer más eficiente el transporte de hojas. Pero no sólo fue innovador en la producción, ya que llevó la autopromoción a un nivel completamente nuevo, utilizando espectaculares trucos publicitarios. Cuando abrió el primer negocio de alimentos Lipton en Glasgow, en 1871, celebró importando el queso más grande del mundo y emitiendo “billetes Lipton”. El hombre sabía como entretener y fidelizar a sus clientes, lo que fue clave en el éxito posterior, ya que llegó a tener 300 establecimientos a lo largo y ancho del Reino Unido.

Tiempo después salió a la conquista de los Estados Unidos y su ascendente mercado, motivo por el que estableció una planta de té en Hoboken, Nueva Jersey, y comenzó a buscar formas de hacer que el envasado y el envío fueran menos costosos. En lugar de comercializarlo en cajas de un solo tipo, empaquetó las hebras de té en múltiples opciones de peso. También eliminó al intermediario y fue el primero en vender té a granel directamente a las masas.

Casi simultáneamente, el comerciante estadounidense Thomas Sullivan descubrió accidentalmente las bolsitas de té (envió muestras de té a los clientes en bolsas de seda que supusieron debían colocarse en agua). Thomas Lipton vio el futuro y fue el primero en vender bolsitas de té. También fue el primero en imprimir instrucciones de preparación en las etiquetas de las bolsas de té, un auténtico pionero en la popularización de la infusión.

Pero quizás lo que mejor defina al Lipton, además del té, fue su pasión por la náutica. Lipton fue nombrado caballero en 1890 por el rey Eduardo VII, quien lo introdujo en el mundo de la vela y dedicó buena parte de sus energías y fortuna en alcanzar el Santo Grial del yachting: la Copa América, que el magnate quiso ganar en cinco ocasiones con sus veleros Shamrock, pero que jamás logró alzar.

Debido a su actitud deportiva, perseverancia, e hidalguía ante la derrota, popularmente se lo considera “el mejor perdedor del mundo”. Pero, a fin de cuentas, las derrotas fueron un excelente medio de promoción para sus negocios en el Gran País del Norte…

¿Habías escuchado hablar sobre Thomas Lipton?


Author: Cucinare

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