Si en algunos países comer en el escritorio o delante de la pantalla en la oficina puede ser considerado como una invasión a la privacidad y hasta puede estar penado por la ley, en otros es, directamente, una señal de compromiso con el trabajo.
Así de extremas pueden ser las posiciones en dos países tan disímiles como Francia y los Estados Unidos. En Francia, por ley, un empleador tenía que respetar el horario del almuerzo de sus empleados y permitirles el derecho de salir del espacio de trabajo e ir a comer fuera de la empresa o en el comedor de la fábrica.
En cambio, en las compañías estadounidenses, no comer en el escritorio estaba visto como una mala señal del empleado, porque afectaba su productividad al no seguir trabajando mientras comía, pero también por la carga de trabajo diaria que tenían.
Sin embargo, la pandemia trastocó profundamente estas prácticas laborales. Porque los estadounidenses se acostumbraron a trabajar de manera remota desde sus casas y, por lo tanto, el control de los empleadores dejó de existir de una manera tan presente.
En tanto que los franceses tuvieron que aceptar la flexibilización y las restricciones a la hora de salir a comer, imposibilitados de juntarse con otros compañeros a la hora del almuerzo. De esta manera, comer en el escritorio (para aquellos que tuvieron que ir a la oficina) se convirtió en una manera de protegerse del contagio.
¿Dónde almorzás cuando vas a trabajar a la oficina?
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