Room service: historia, secretos y platos prohibidos a la hora de comer en hoteles

Pedir desde la habitación es un verdadero arte.

Por Luis Lahitte

Uno de los aspectos más ignorados en la gastronomía es el room service, o servicio de habitación, con el que muchos hoteles atienden a los clientes que prefieren no salir de su cuarto.

El servicio tuvo su génesis en 1890, cuando el legendario Waldorf Astoria empezó a llevar las mesas carro a los cuartos.

Pero más allá de lo grato que resulta sentirse atendido en el cuarto, no todo lo que se solicita por teléfono es aconsejable.

Al menos es lo que concluye un artículo de la revista Traveler, de Condé Nast, que desaconseja pedir ítems como pescados y mariscos, o cualquier cosa crujiente, como palitos de mozzarella, aros de cebolla o papas fritas.

También recomienda evitar alimentos con pesto o palta, que se decoloran rápidamente.

Desde Cucinare buscamos la opinión de expertos, para saber conocer la actualidad de este servicio, y cuales son los “sí y los no” a la hora de levantar el teléfono.

Juan Panasci, hotelero con muchos años de trayectoria en la Argentina y en el exterior, afirma que “el room service es un servicio en desuso: resulta caro y a la gente no le gusta apestar la habitación”.

“Actualmente, en los hoteles de menor categoría, se pide un Rappi y listo. Lo que también se usa es darle empleo al frigobar; por ejemplo, hay clientes que se hospedan en el Microcentro, donde hay muchos kioscos con sándwiches y ensaladas envasadas, que directamente los compran y los guardan en el frigobar”.

Panasci también dice que más allá de esas consideraciones, en la Argentina, cuando se pide, circulan mucho la pizza, los sándwiches de milanesa, las hamburguesas.

Pero el experto hotelero hace una salvedad: “Es un servicio que hoy carece de sentido, porque la gente quiere a los frigobares vacíos para guardar sus cosas, y ni siquiera los camareros están motivados porque no suele haber propina. Esto no se aplica en los hoteles de alta gama, donde la carta es casi la misma que la del restaurant”.

En consonancia con el auge de los servicios mediante apps, la periodista Sandra Lion, afirmó para La Vanguardia que “ante esta nueva tendencia, con preponderancia en el público millennial, los establecimientos se vieron obligados a replantearse el servicio de habitaciones”.

“Fue así como muchos hoteles comenzaron a efectuar acuerdos con servicios de reparto -como UberEats, Grubhub, PostMates, Glovo o Rappi, según el país donde se encuentren- para facilitar a sus clientes el pedido de comida a restaurantes. Algunos hoteles han incluso integrado el servicio a su web y ofrecen un abanico de recomendaciones gastronómicas propuestas por el mismo staff”.

También conversamos con Micaela Fernández Laya, del Alvear Icon de Puerto Madero, que asegura: “Me parece bien pedir sándwiches de cualquier tipo frescos, ensaladas, sopas, carnes, empanadas y hamburguesas, si es que vienen en wrap de aluminio, ya que en Hot box terminan de fundirse”.

Y agrega: “Lo que no pediría a la habitación es café o tostadas (siempre es mejor pan fresco o viennoseire, facturas o especialidad del lugar). Tampoco pediría risottos o pastas, se pasan o secan en el camino”.

“Estoy de acuerdo en que los alimentos con olor fuertes son poco aconsejables. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el room service es un servicio de una o dos personas, así que es mejor bajar al lobby”, explica Fernández Laya.


Author: Lahitte

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