¿Quién no cuenta con una tabla de madera en su cocina? Si bien los profesionales la desaconsejan, siempre resulta vistosa y cálida al tacto.
Sin embargo, a diferencia de las de fibra, requiere una limpieza periódica para evitar la contaminación con bacterias como escherichia coli, que pueden causar enfermedades transmitidas por los alimentos.
Para evitar estos problemas, es imprescindible saber lavarla adecuadamente.
Hay que enjuagarla, frotarla con una buena cantidad de bicarbonato de sodio y dejarla descansar media hora para finalmente lavarla a fondo con agua caliente y detergente.
Pero también se recomienda lavarla entre cada uso con agua caliente y jabón, la forma más efectiva de evitar la contaminación cruzada.
Eso sí, si la tabla está percudida y/o tiene grietas, es mejor jubilarla, porque en esos recovecos se esconden las bacterias y es casi imposible sacarlas de allí.
Férrea defensora de las tablas de fibra, Mariana Koppmann, bioquímica y profesional gastronómica, coautora de Cazabacterias, recomienda tener dos tablas.
“Una para alimentos crudos y otra para alimentos listos para consumir. Y todas las tablas tienen que estar en buen estado, sin ralladuras y ni hongos”, explica Mariana.
Según la experta, “conviene lavarlas con agua y jabón, refregarlas bien y desinfectarlas con agua hirviendo; además hay que secarlas adecuadamente”.
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