La gastronomía porteña celebra otra reapertura emblemática. Luego de más de un año con las puertas cerradas, la Brasserie Petanque vuelve a funcionar.
Pero, ¿qué es una brasserie? Son cervecerías de origen alsaciano (oeste de Francia), que solían ubicarse cerca de las estaciones de tren.
Al finalizar la guerra franco-prusiana, muchas familias de Alsacia emigraron a París para no quedar bajo el dominio alemán y pusieron de moda su cocina.
El dueño es un suizo llamado Pascal Meyer, pero por su simpatía y calidez es justo decir que está totalmente aporteñado.
Pascal no es un improvisado: fue de los pioneros en organizar tours gastronómicos en Nueva York.
Es un viajero nato que lleva recorridos más de 75 países, y todos sus hermanos y hermanas son chefs ejecutivos en diferentes rincones del mundo.
Él es un autodidacta de la gastronomía y según dice, no vende gastronomía, sino felicidad. Además, presume de tener una receta de la crème brûlée legada por su padre, que tiene 300 años…
El nombre pétanque hace alusión a una modalidad del juego de bochas que se practica en el sur de Francia.
El local es muy agradable, de techos altos y con arañas tipo globo que despiden luz tenue.
En la trasera de la barra hay un enorme reloj, elemento indispensable en las brasseries, que la clientela usaba como referencia para no perder el tren.
Además, la larga barra está tapizada de botellas de Ricard (pastis), aperitivos a base de anís y hierbas típico de la Provenza.
El salón es amplio, luminoso y de techos altos, poblados de antiguos afiches comerciales en francés.
Pascal recibe a sus comensales con una copa de Kir (vino blanco y Cassis), cortesía de la casa.
La carta hace honor a la petite cuisine de terroir, con platos como lomo a la bearnesa y otros contundentes platos del noroeste de Francia y algunos otros de bistró.
Allí se puede comer el típico coq au vin, la ensalada Nicoise o un steak tartare bien parisino, en un ambiente afrancesado y bohemio.
También están los típicos mejillones con papas fritas, típico plato belga, quiche Lorriaine, confit de pato, magret de pato a la naranja, caracoles de la Pétanque, y ostras frescas.
De postre, además de la crème brûlée son recomendables la mousse de tres chocolates y el clafoutis frutal. Queda en Defensa 596, San Telmo, y conviene reservar.
A pura técnica, se impone en diversos horarios a partir de su sencillez y versatilidad.…
Vale la pena conocer o repasar estos conceptos para aprovechar al máximo el potencial de…
Uno de los creadores de Levando aporta sus claves para lograr panes auténticos y con…
El bar comandado por Sebastián Atienza se metió una vez más en el top ten,…
Octubre es el mes de este producto cuyo consumo alcanzó su récord: 380 por año…
Visitamos la pizzería donde surgió la idea de no usar queso y vender las porciones…