Puerto Norte, el barrio que revoluciona la gastronomía en Rosario

La Costanera y el puerto de la ciudad se aggiornaron en un polo gastronómico, hotelero y cultural.

Por Luis Lahitte

Rosario es una ciudad que brilla, incluso pese al drama de la seguridad.

El febril movimiento agropecuario hizo que recupere el viejo esplendor que supo tener a fines del siglo XIX y principios del XX.

Sin embargo, no es la misma ciudad, ya que urbanísticamente sufrió modificaciones radicales.

Ejemplo de ello es la renovación urbana de Puerto Norte, intervención de gran escala, en una extensión de casi 100 hectáreas.

Este barrio surgió de la necesidad de una curva destinada a acceder a la costa y al puerto, sorteando la ciudad construida de la época, y de allí en más, toda expansión urbana hacia el Norte surgió del otro lado de los terrenos ferroviarios.

Esta zona se destaca por sus atributos paisajísticos y su posicionamiento: garantiza el acceso público a la costa del Paraná, une el norte con el centro de la ciudad y pone en valor el patrimonio exindustrial.

Entre las obras más salientes está el aprovechamiento de los viejos silos de cemento, construcciones gigantescas que debido a la mudanza de las operaciones del puerto quedaron en desuso.

Sobre una batería de seis silos es que se construyó Puerto Norte Hotel Design, una estructura vidriada encajada en lo alto de los silos que consta de habitaciones de diseño, pileta interna y externa y spa.

Pero además cuenta con un llamativo restobar, auténtico panóptico que tiene un balcón que rodea el hotel en altura y permite una vista de 360° de la ciudad.

Se trata de Delta, un establecimiento singular, único, concebido por Tato Giovanonni (Florería Atlántico), Pedro Peña y Germán Sitz (Niño Gordo, La Carnicería, Chori).

La gastronomía busca combinar productos del Río Paraná con técnicas de estilo asiáticas; tampoco faltan excelentes cortes de carne vacuna, ingrediente destacado en esta parte del país.

La barra, una de las más impactantes que hay en la Argentina, tiene 16 metros de largo, y está liderada por el bartender Marco Justiniano.

El paseo desde el hotel hacia el sur ofrece un corredor verde, pegado al río, que cruza el Parque Sunchales y culmina en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, también instalado en coloridos silos cerealeros, intervenidos por diferentes artistas.

En este circuito se pueden encontrar diferentes propuestas gastronómicas: Dashi, El Club de la Milanesa, Cuervo Blanco, Ronnie Puerto Norte, Viejo Balcon Puerto Norte, Bow café, Bar y Bistro, The Roof Bar, The Little Bar, Bonafide Puerto Norte y Club Monaghan.

Otro barrio en transformación

Además, hay otro barrio lindero que rivaliza en historia y tradiciones, llamado Refinería.

Creció hacia fines de 1800 en torno a la primera fábrica de azúcar refinada del país (Refinería de Azúcar Argentina Sociedad Anónima), y a los talleres ferroviarios del ferrocarril Central Argentino.

Fue el primer barrio obrero, populoso y de inmigrantes de la ciudad.

Actualmente están planificadas inversiones privadas que reciclarán la fábrica y construirán en su entorno un complejo de viviendas, oficinas, restaurants y locales comerciales, sin que el barrio pierda su fisonomía original.

Allí se encuentra Refinería, el que seguramente es el restaurant insignia del barrio, que incluso empleó el nombre del solar donde se encuentra.

El mismo pertenece a Carlos y Miguel Avalle (el primero es el cocinero), y a un tercer socio llamado Andrés Aragno.

Es una antigua pulpería que conserva su alma, sobria pero cálidamente decorada.

El fuerte de la casa en una gran parrilla de la que salen sendos matambrit, y un txuletón de antología, envidia del vasco más costumbrista.

La casa trabaja productos muy frescos, seleccionados cada semana, que varían regularmente.

La atención es profesional, así que, si uno está de visita por Rosario, bien vale la visita por este templo gastronómico.