Cuando uno habla acerca de la sandwichería rosarina, la referencia ineludible es el carlito. Se trata de un sándwich elaborado con pan de miga, jamón y kétchup, tostado, que es parte del acervo culinario local.
Sin embargo, hay otro sándwich, no tan popular como el carlito, pero que también se identifica con la ciudad santafesina. Se trata del torpedo, un espectacular bocadillo preparado con un pan oblongo del cuál deriva el nombre.
Conversamos con nuestro cocinero Damián Delorenzi, rosarino de pura cepa que nos compartió sus apreciaciones sobre el famoso sándwich.
“Me crié con el torpedo, un clásico de los domingos en mi casa. Es un sándwich clásico, grande, que se hace con un pan hojaldrado, con mucha grasa, similar a una crosissant, que se va desarmando a medida que uno lo come. La versión tradicional lleva mayonesa, jamón cocido, queso, lechuga y tomate”, nos cuenta Damián.
Y agregó: “En ocasiones le ponen huevo frito, para hacerlo completo, mientras que otros hacen una versión con lomito, e incluso lo emplean para hacer hamburguesas; pero más allá de los ingredientes, la clave de este sándwich pasa por el pan, una gran alpargata de pan símil factura de tamaño colosal”.
¿Dónde se puede comer un buen torpedo? En el legendario carrito Jorgito Junior’s, sobre el Boulevard 27 de Febrero 826, en la Esquina del Sándwich, sobre Av. San Martín 4092, o en Queco, sobre la calle Deán Funes, donde se hace una versión XL, muy bien lograda.
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