La pareja ya se dedicaba a la gastronomía. Pero cada vez que pasaban por esa esquina de Mataderos soñaba con tener su propio bodegón.
Así nació La Ochavita, en pleno corazón del oeste porteño.
Mariana y Sebastián pusieron todo su saber para recrear el menú de los bodegones porteños más clásicos y centenarios de la ciudad.
La decoración es parte de la experiencia y por eso decidieron aportar su colección personal de objetos, reflejada en la mayoría de las antigüedades que están colgadas en el salón. “Nos gusta lo antiguo y la historia que cada elemento cuenta”, cuentan en un posteo en su cuenta de Instagram.
Podés encontrar desde una boletera de colectivo, carteles vintage hasta una tabla de lavar ropa que usaban las abuelas.
El menú de La Ochavita es bastante amplio. Sin embargo, en las reseñas del restaurante se recomienda la provoleta que lleva lleva rúcula, aceitunas negras y morrones asados.
En invierno preparan guiso de lentejas. También es necesario probar la versión de la tortilla de papa que viene con queso y panceta.
Todo bajo la atenta mirada de matrimonio que siempre soñó con esta actualidad al frente del restaurante repleto de familias y amigos que disfrutan sus creaciones.
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